PUBLICIDAD

¿Se les paga a los concejales por curiosear y jalear a sus compañeros de partido en horario de trabajo?

Son las diez y media de la mañana del lunes, 9 de marzo.  Salón de Plenos del Cabildo,  los 21 consejeros asistentes ya están en sus asientos y empieza el pleno que debatirá los presupuestos de la Institución para 2015. Hasta ahí,  a pesar de lo enrarecido del ambiente por las componendas políticas, ruptura de pacto y previsibles indisciplinas, todo normal. Pero si en lugar de mirar al frente,  miras a los lados ves un paisanaje de lo más curioso. Por una parte, aunque dentro del mogollón, están los chicos y las chicas de la  prensa, habituales en estos actos. Por otra, los invitados especiales para aplaudir y jalear en caso de que las cosas vayan a favor del grupo de gobierno y de gritar y mostrar su enfado en caso de que no se aprueben los presupuestos. Nada que objetar tampoco, cada uno es libre de manifestar su alegría y enfado como estime oportuno siempre y cuando lo haga dentro de un orden y sin molestar a sus semejantes. Pero entre los periodistas y  el público variopinto, destacan concejales y asesores que no encontraron mejor manera de pasar el lunes que ir de público al pleno. Me imagino, por ejemplo, que a estas alturas del año y de mandato, en Arrecife ya no haya nada que hacer. Que los concejales y asesores ( en esta especie se suman los del Cabildo que tampoco tiene demasiado sentido que estén allí siguiendo con detenimiento y nerviosismo las intervenciones de quienes los enchufaron en lugar de estar en sus puestos de trabajo) se escarranchen en el pleno, y pasen la mañana como si estuvieran de "holidays",  muertos de risa, entre mensajito telefónico y codazo al de al lado me parece una imagen realmente poco edificante.     

Yo no sé qué pintaban los concejales  de Deportes, Paca Toledo, Fiestas, Victor San Ginés , Economía, Mariate Lorenzo, Turismo, Rafael Juan y Orlando Umpiérrez, entre otros,   y asesores del Ayuntamiento capitalino en la sesión plenaria del Cabildo si todos ellos están liberados para trabajar y ninguno de ellos tiene su puesto de trabajo, despacho o cosa parecida en el salón de plenos del Cabildo. ¿Se podría considerar malversación de fondos públicos dedicar el tiempo de trabajo que te paga una corporación en estar en otra haciendo de "palmero" de tu partido? ¿O simplemente se puede considerar una falta de vergüenza más y un libertinaje absoluto a la hora de entender las obligaciones políticas? No lo sé, pero bonito no queda.

Comments are now closed for this entry