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Discurso de Somos Lanzarote en la Toma de Posesión en el Cabildo de Lanzarote

Estimados vecinos y vecinas de Lanzarote, y a todos los que tienen, tenemos, el honor de representar a la gente de esta tierra,  muy buenas tardes.

Desde el grupo político de SOMOS LANZAROTE en el Cabildo queremos traer a este primer pleno un mensaje cargado de ilusión. Es la ilusión lo que nos ha llevado, a un buen número de hombres y mujeres, a muchos jóvenes y a otros tantos, curtidos en muchas batallas, a impulsar un proyecto político plural, hecho desde aquí, desde la isla, desde abajo, desde su gente, sin más condicionantes ni obediencias que al pueblo que se organiza y participa. Porque no le debemos nada a nadie, porque no tenemos a hoteleros con intereses en el sur apoyándonos ni a multinacionales del norte fijando nuestros pasos, tuvimos, y tenemos, que cargarnos de ilusión. Tenemos que creer en la gente, que es lo único que nos mueve. La ilusión que genera la posibilidad de construir juntos un futuro mejor, con una sociedad más igualitaria, con más derechos cívicos y sociales, en una isla más limpia que poder legar a los que vengan y en una tierra donde sea su gente la que decida el hoy y el mañana.

Pero esta ilusión, sin embargo, está llena de realismo. Es nuestra realidad, la que vive y sufre la  gente de la isla en su día a día, la que nos debe impulsar a trabajar por el futuro. Y la realidad de esta de esta Lanzarote de 2015 dista mucho de ser idílica y se corresponde poco con los discursos triunfalista que estamos acostumbrados a escuchar por parte de los políticos.

La ilusión, y no es ninguna contradicción, no se construye ensalzando por ejemplo las cifras de turistas que llegan a este territorio, como si la mera llegada de un visitante solucionase alguno de nuestros problemas. La ilusión se genera, y no es incompatible, siendo conscientes de que en los mejores años de afluencia de turistas, esta isla ha vivido los peores momentos para el empleo. Que mientras unos se sacaban las fotos en la ITB o en Fitur presumiendo de ocupación hotelera había cientos, miles, de desesperados, de amargadas, de jóvenes que agarramos la maleta para buscar en el extranjero lo que nuestra tierra nos negaba o niega.

La ilusión que nosotros y nosotras encarnamos no es la de seguir ocultando la dura situación vital de la gente que sufre, de quienes precisamente más necesitan de la administración para que los represente y defienda. Nuestra ilusión es porque en esta, que debería ser la casa del pueblo, entre la desesperación del desempleado de larga duración, el hastío del joven que ve que se consumen sus mejores días, las diversas formas de abuso contra la camarera de piso que es explotada al tiempo que crece el negocio en que trabaja. Sus problemas tienen que ser nuestros problemas, y este cabildo tiene que estar para hablar de eso, y para buscarles soluciones. Solo así, tratando de lo que preocupa a la gente, atendiendo al interés general, dignificaremos la política.

Nuestra ilusión es que esta institución se coloque del lado de las que no duermen porque no saben si al día siguiente el techo que les cobija, a ellas y a sus hijos, seguirá haciéndolo, o si se lo llevará una entidad financiera. Nuestra esperanza es que quienes sufren las peores listas de espera de Canarias tengan en esta institución el altavoz nítido que defienda su derecho a una sanidad pública, gratuita, universal y de calidad. Nuestro anhelo es que las familias que no pueden dar a sus hijos e hijas la educación superior a la que aspiran, sepan que esta casa se trabaja sin descanso para que sean iguales, para que haya un campus o para que estar en Las Palmas o La Laguna les cueste lo mismo que a los jóvenes de Gran Canaria o Tenerife.

No somos unos idealistas ni unos utópicos al uso. Lo serán otros porque nuestra ilusión parte de nuestra dura realidad. Nos encantaría decir, como tantas veces les hemos escuchado, que el agua ha dejado de ser un problema para Lanzarote. Pero no queda otra que contar la verdad. y es que el elemento que más ha definido nuestras posibilidades de desarrollo está hoy en manos privadas, porque estallaron la empresa pública de aguas con sus trapiches, vendieron para salvar los intereses de los suyos y el año que viene, y estaremos atentos, subirá el precio del agua por encima del IPC. Pongo el ejemplo del agua porque ha sido uno de los paradigmas de cómo la mala política, la corrupción, el enchufismo, cuando no el saqueo puro y duro han mermado nuestro patrimonio público y con ello nuestras expectativas de desarrollo.

Nuestra ilusión, además, nace del orgullo. Estamos profundamente orgullosos de ser, como todos los que aquí nacimos o hemos ido llegando, de Lanzarote, de formar este pequeño país llamado Canarias. Pero nuestro orgullo no nace del tópico de la fortuna, sino de la realidad de un pueblo que luchó y lucha por sus derechos.

Un pueblo que convive con una realidad natural y cultural frágil y que por lo tanto tiene en la defensa del medio ambiente, del territorio y de su identidad una lucha por la supervivencia. Somos los herederos del Manrique que lanzó a los cuatro vientos desde hace más de dos décadas la idea de que había llegado el momento de parar, porque la especulación estaba destruyendo el paraíso que soñó. Somos los herederos de quienes salieron a la calle a comienzos de este siglo para gritar ni una cama más porque sabía que lo que se venía era esto, pan para entonces y hambre para hoy. Y somos, queremos ser, la voz de quienes gritaron por el futuro y la dignidad de esta tierra frente al pisoteo, el abuso y la imposición del petróleo por parte del Gobierno de España, el Partido Popular y José Manuel Soria, al que el teníamos la ilusión de que el tiempo y la gente pusieran en su debido sitio, y es una ilusión que comienza a cumplirse.

Como les digo, somos cualquier cosa menos unos idealistas que no ponen los pies en el suelo. Nos encantaría confiar en que el pacto de gobierno que se acaba de reeditar, que vuelve a colocar a Coalición Canaria y al PSOE al mando de esta institución, traerá lo que se esperaría traigan los acuerdos entre nacionalistas y socialistas. Pero no podemos negar la realidad de que estamos ante los mismos proyectos, con los mismos patrocinadores y en algunos casos las mismas caras que llevan rigiendo los destinos de la isla en los últimos 30 años.

Nos gustaría confiar en que los nacionalistas defenderán a esta isla por encima de intereses particulares o que los derechos de la mayoría será lo que trace el camino de quienes se dicen socialistas. Pero la realidad es que, después de todo este tiempo, vivimos en una isla profundamente antisocial y con unas instituciones que han mirado más por unos pocos que por el futuro de todos. De cualquier manera hemos llegado aquí para construir. Para fiscalizar, para hacer oposición, pero sobre todo para tratar de construir.

Y lo haremos porque no perderemos la ilusión. Permítanme la cursilería de decir que el momento más oscuro del día es el que viene inmediatamente antes de la salida del sol. Vivimos en una tierra con enormes potencialidades, llena de gente honesta y trabajadora, con una juventud bien formada y unos mayores que atesoran joyas en su saber y conocimientos. Con unos recursos naturales que nos podrían convertir en un referente de territorio sostenible y soberano. Con una posición en el mundo, junto a África, cerca de Europa y en el camino americano, que debemos aprovechar para situarnos en él y afrontar el reto de la diversificación económica y el verdadero desarrollo.

Y no habrá ilusión mayor que, desde la trasparencia y la participación de todos, desde este proyecto hecho desde aquí y desde abajo que se llama Somos Lanzarote, de construir la Lanzarote y la Canarias libres, dignas, democráticas, justas, solidarias y sostenibles con la que soñamos .

 Créannos, y les damos las gracias por dejarnos estar aquí, que no hay nada que nos produzca mayor orgullo que saber que estamos a su servicio. Al servicio de la gente. Que somos una herramienta más para, desde dentro de las instituciones, generar la ilusión, los proyectos y las ideas que todos y todas necesitamos para cambiar esto y en definitiva, construir una sociedad más feliz.

 Muchas gracias.

 

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