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El Congreso y los diputados de Lanzarote (I)

candido3Sorteo Nacional de Escaños (VI)

Mientras que la elección del senador por Lanzarote ha centralizado siempre el interés de los lanzaroteños a la hora de ir a votar y de presentarse en las Elecciones Generales, de ahí la importancia de la representación territorial, la candidatura al Congreso de los Diputados se veía como algo lejano, en el que el voto del lanzaroteño pesaba poco o nada. Por una parte, el saber que la elección del presidente del gobierno es indirecta, que la llevan a cabo los propios diputados, ya restaba interés. Si además  se sumaba que los votos de aquí se meten en una bolsa, juntos con los de Fuerteventura, dominada por la inmensa superioridad de votos de Gran Canaria pues el ánimo todavía era menor.

Es verdad que los que son de un partido u otro mantienen su misma línea argumental y colorean de rojo, azul, verde o morado sus expectativas en las dos papeletas. En cambio, los que no tienen disciplina de partido que acatar ni conciencia ideología que vigilar, en la urna del  Congreso metía la papeleta buscando un presidente y en la del Senado un senador. Que coincidían las siglas en las dos alternativas, pues bien; ¿Que no? pues también. Y así se producían esas diferencias de votos tan significativas en una y otra urna que despertaban sospechas entre la parroquia pero que, a la vez, hacía compatible cosas como que ganara el PSOE al Congreso y el PIL al Senado.

En los años de pólvora y enfrentamientos de Dimas Martín con el PSOE, y especialmente en su primera elección como senador en  1989, que arrasó como nadie había hecho ni ha vuelto a hacer (aunque Stinga en 1977 con un partido hecho a la medida para democratizar España ad hoc, UCD, y con los socialistas divididos consiguió mayor diferencia, al triplicarle los votos, frente a su inmediato perseguidor), el insularista camelaba a simpatizantes de Felipe González y Alfonso Guerra diciéndoles que "en esa urna vote usted si quiere al de la chaqueta de pana, pero en la otra meta esta papeleta que ya tiene la X hasta puesta en mi nombre. Faltaría más que usted no pudiera votar al "Sevillano", si allá en Madrid no lo hacen tan mal, son estos de aquí, los vagos estos".  La viejita le echaba una sonrisita de complicidad y seguía con su platito de garbanzas mientras metía en el bolso la papeleta con cuidado de no arrugarla.    

Esa estrategia de Dimas Martín, "de suma y no mires con quién, que al Senado después voy yo sólo" podría ser la estrategia de Marci(ano) Acuña para llevarse a sus terreno los votos nacionalistas que quedan desperdigados por el censo lanzaroteño ante la ausencia en las urnas de papeletas del PIL, Unidos por Yaiza, Vecinos,  los dos  partidos municipales de San Bartolomé e incluso simpatizantes personales de otras corrientes políticas que tiene él y que podrían mirar a Madrid desde su ideología y desde su amistad o consideración.

 El problema es que tiene de número dos en la lista al Congreso al alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, y le tendrá que convencer para repartirse el éxito del Senado porque por la provincia quien manda son los grancanarios, y sus cientos de miles de votos, y desde Lanzarote se puede ayudar a conseguir uno pero dos está más difícil que operar a un piejo de apendicitis (¿Que no tienen? pues más difícil me lo pones).      

Luis Fajardo,  el lanzaroteño que sí "mandó" en el Congreso

Pero volvamos al Congreso de los Diputados. muchos lanzaroteños ignoran que el primer lanzaroteño que llegó a diputado Nacional no fue el ya tristemente fallecido Cándido Reguera ni era del Partido Popular, ni lo tuvo que meter nadie escondido en una lista, ni pretendió entrar por cuota de Lanzarote, ni nada de eso. Cuando fue diputado ni existía el PP, pero él sí era socialista. Les escribo de Luis Fajardo Spínola ( bueno, de Luis Domingo Antonio, que así le pusieron sus padres, me imagino que para que no se quedara corto en ninguna presentación y llevara a todos los santos encima - que con Pablo Iglesias ( el de siempre, a veces no da).

 Si algún lanzaroteño ( junto con el senador Rafael Stinga, pero este falleció en 1991, a los 58 años de edad)  sabe cómo se construyó la transición Democrática, la Constitución y el Estatuto de Autonomía ese es este abogado, profesor universitario, que con sólo 31 años encabezó la lista del PSOE por Santa Cruz de Tenerife y se mantuvo en el Congreso hasta 1989 y allí se mantuvo al lado de su admirado y protector Alfonso Guerra, presidiendo, incluso, Comisiones de Exteriores. 

Después se vino para Lanzarote, al perder fuelle en las bases socialistas tinerfeñas (donde también ha cogido buenas cosechas el lanzaroteño Francisco Hernández Spínola, que 38 años más tarde que Luis Domingo Antonio le imita como cabeza de lista al Congreso en estas elecciones de 2015, aunque finalmente irá de número dos al imponer el Comité Federal a María Tamara Raya Rodríguez, por aquello del equilibrio entre hombres y mujeres en las listas) y arropado por los llamados socialistas históricos, Segundo Rodríguez, Enrique Pérez,  Agustín Torres y Guillermo León Russo, encabezó la lista al Parlamento de Canarias por Lanzarote en 1995 y 1999 y allí estuvo hasta que ese mismo parlamento le eligió miembro del Consejo Consultivo en 2002, lugar prestigioso y bien remunerado que le viene bien a un doctor en derecho administrativo como él.

Cándido Reguera, el diputado

La puerta a ser diputado desde Lanzarote, haciendo política en Lanzarote y yendo allí con una visión de Lanzarote, la abrió Cándido Reguera cuando se coló de número tres en la lista provincial del PP encabezada por Bernarda Barrios y se plantó en Madrid en el año 2000 sin hacer mucho ruido mientras que Dimas Martín se partía  la cara a tortazos dialécticos con Manuel Fajardo, Cándido Armas y Alejandro Díaz para reconquistar el Senado en su batalla de Bailén particular.

Los que conocíamos a Cándido Reguera desde su etapa de consejero y vicepresidente del Cabildo de Lanzarote en el mandato 1987-1991, como hombre de confianza del Presidente Nicolás de Paiz, con menos de treinta años de edad, ya sabíamos que si salía elegido allá iba a estar por un tiempo. Y así fue. Hasta el año 2010, tres elecciones por medio, no dejó su escaño. Y lo hizo para ser alcalde de Arrecife un año antes de que acabara la legislatura corta de José Luis Rodríguez Zapatero.   José Manuel Soria le echó una manita, obviamente, pero porque el ágil Reguera tenía también su encanto. Y su independencia: cuando Soria le prohibió apoyar a Astrid de presidenta insular y le pidió que hiciera fuerza a favor de Rita Martín, el pequeño diputado miró para otro lado y se mantuvo firme al lado de la que después fue presidenta del PP insular.

Ya está bien por hoy. Toca bici. Hasta mañana.

   

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