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Estimado amigo/amigo:

Queridísimos alcaldes (III)

Estimado Suso:

Aunque no soy muy dado a usar diminutivos ni nombres no oficiales, en su caso se me hace difícil salirme de su voluntad de que se le conozca por la forma con la que le conocen los que le conocen. No me cabe la menor duda  de que es una manera más, de las muchas que tiene usted, para navegar en el populismo político con la misma soltura y desenfreno que lo hace en esos coches de rallye que tanto le gustan y que tan bien conduce.  Debo confesar  que, realmente, cuando planteé esta serie de cartas Queridísimos alcaldes, que comencé con el Estimado  Montelongo (I), me di cuenta que a usted más que una carta debería mandarle un telegrama.

Por una parte, porque me parece urgente que se dé cuenta de que no puede seguir creyendo que estamos en los tiempos de su primer mentor, el exalcalde Luis Perdomo, y que acepte que el debate político conlleva una relación fluida con la oposición por muy insignificante, ruidosa o intransigente que usted crea que sea. Por otra, porque al que lleva más de 15 años de alcalde y acabará el mandado con cerca de 20 años en el puesto, sólo cabe darle un consejo. Podría citar a Aznar, hacerlo con música de Braulio o con los grititos de eunuco que tanto me recuerda Nicanor en sus intervenciones radiofónicas. Pero basta, quizás, con mostrarle la puerta y darle las gracias por los servicios prestados ( y cobrados).

Ya sé que usted ha sido elegido, una tras otra, por mayoría absoluta y ampliada por sus vecinos a excepción de la primera en la que ni siquiera era el candidato en las elecciones de 1999 y se valió para llegar de una moción de censura al revoltoso, joven y socialista Marcos Guillén en el 2001, que con una pirueta con la que desacreditó el pacto firmado entre el PSOE y CC, acordó birlarle la alcaldía a Luis Perdomo con la ayuda de Miguel Angel Fernández, que era el Somos o Podemos de la época.  Era reconquistar un botín perdido con trampa para CC. Pero se lo quedó usted y ahí sigue.

Que sí, que su pueblo le quiere más que a nadie. Que hasta en las elecciones al Senado que perdió en el 2008 frente a Marcos, en Tnajo le dio usted un buen palo al dos veces senador y propició que se comentara aquello de que "donde realmente le conocen no le votan" que tanto disgustó a su eterno rival y, sin embargo, vecino.  Pero, Suso, también usted debe querer a su pueblo y no esperar a que le pongan en la calle por decisión electoral. No crea que es el único que piensa o ha pensado que eso nunca ocurrirá. Pregúntele a aquellos que retrasaron su salida voluntariamente pensando que nunca llegaría ese día. ¿Se acuerda de Juan Ramírez? ¿ De Dimas? ¿ De Honorio? ¿De José María Espino? ¿De su amigo Pepe Torres? ¿ De Pepe Juan Cruz? También ellos estaban convencidos que no habría noche para lumbreras como ellos. Pero llegó la noche. Y algunos por enredarse en su rutina de poder, negocios y enchufes acabaron con la citación judicial, el juicio y hasta en la cárcel. Dilatar delata, Suso. Y más vale irse cuando le quieren  todavía que cuando sólo quieren que se vaya de una vez. Es un consejo, claro,  ya le dije que después de casi 20 años en la alcaldía, no hay mucho más que recomendarle.

Ha sido usted, Suso, alcalde con 10 concejales de 13, con 9 de 13, con 8 de 13; Ha ido alcalde compatibilizándolo con presidente insular de CC, lo ha sido también siendo amigo personal del presidente del Gobierno de Canarias y del presidente del Cabildo y, si fuera poco, con una hija primero consejera y ahora diputada. ¿No le parece que lo que no hace en 20 años y con esas amistades tan prominentes  a su favor debe ser tarea de otro u otra? ¿No se da cuenta que lleva usted en el Ayuntamiento, primero como concejal y luego como alcalde,  casi dos tercios de su vida? ¿No se da cuenta que ya hay cosas que deben afrontar esas generaciones de jóvenes que usted dice que tanto apoya?

Ya no se trata, Suso, de llenar el barco de cadetes y renovar la flota. Es la hora de cambiar de capitán. Lo puede hacer con generosidad, entendiendo que lo que queda por hacer, entre ello modernizar un ayuntamiento que todavía parece que hace las cuentas al "modo de la abuela", lo puede hacer mejor la gente de la generación de sus hijos que usted mismo o esperar a que los vecinos se le reviren y le señalen con el pulgar hacia abajo. A veces, Suso, perder es ganar. Porque elegir la mejor derrota entre las opciones posibles también es ganar.  Es lo que tiene ser el alcalde más veterano, el concejal más veterano. Lo siguiente es lo último. Tiene casi cuatro años para disfrutar, para cerrar esas cosas pendientes y preparar la herencia. Me parece mucho más atractivo que dejarse un buen recuerdo en batallas cotidianas absurdas, que rozan lo antidemocrático y le pone en riesgo personal, por mantener lo que ya toca soltar. Usted mismo, don Jésús Casimiro Machín Duque.

 Afectuosamente, su amigo/amigo. Posiblemente el único que se atreva a decirle lo que muchos a su alrededor ya piensan.

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