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¿Sin David ni Goliat?

Las elecciones del 26J dejan a los principales partidos de la isla en el tramo decisivo de la renovación orgánica. A principios de 2017, tanto el PP como el PSOE y CC someterán sus cargos internos y estatutos a la supervisión de sus bases. En el caso del PIL, venido a menos en los últimos años, más que de un congreso está pendiente de un milagro o de una refundación, con el mismo o distinto nombre, que le permita un poco de oxígeno con la confluencia de otros nacionalistas e insularistas que no quieran el paraguas de CC y estén dispuestos a ir unidos por Lanzarote o vaya usted a saber por qué o por quién. De los tres tradicionales grandes, nos vamos hoy a centrar en CC y sus dificultades de crecimiento, a pesar de ser, en este momento, la principal fuerza política insular en las elecciones locales y la que más poder institucional tiene también. Pero en las elecciones generales, lejos de mostrar  una solidez, después de tantos años de poder y pachanga, se debilita más y más, contagiada de sus propias debilidades en sitios tan importantes como Arrecife y Tías y por su debilidad en las islas orientales que trasmiten al electorado que, por mucho que los lanzaroteños voten, si no se activa Gran Canaria, el diputado no llegará nunca más.

 La situación de CC es tremendamente importante estudiarla con frialdad porque es un partido clave en Lanzarote. Lo es por su propio valor y experiencia en la isla pero también por el peso que eso le da en la organización nacionalista en el ámbito canario, que es la que gobierna las islas desde 1993. CC y su fuerza en Lanzarote son una llave para abrir la puerta de la sinrazón que muchas veces  atrapa la política canaria en sus dos islas más pobladas y abandona a su suerte (o a su desgracia, mejor) al resto del territorio e isleños. Desde esa perspectiva, el agotamiento que muestra el partido en Lanzarote, después de superar una división que amenazó con reducirla más de lo que al final llegó, y sus líderes locales invitan a una reflexión profunda para aprovechar el próximo congreso insular para renovar y colocar las bases de la CC del 2020.

El liderazgo de David de la Hoz como secretario general insular ha tenido su importancia en la parte institucional y orgánica regional, como instrumento de Pedro San Ginés, el presidente del Cabildo desde hace  más de siete años y líder más significativo de la organización en la isla, pero ha carecido de la más mínima empatía con el electorado local y de un verdadero carisma entre sus bases. Ha sido muy útil pero no sirve para liderar el proyecto. Ni para sustituir liderazgos ni para levantar pasiones en ese electorado que se resiste o se escapa de la órbita nacionalista. Tampoco le ayudó su huida residencial a Gran Canaria, ni tampoco le va a servir la vuelta a la isla por causas sobrevenidas en tierras del canarión. Seguirá siendo útil como líder del grupo parlamentario, pero todo apunta a que lejos de la secretaria general insular. No da para más.

CC tiene que volcarse en Arrecife, una tierra de nadie donde más de la mitad del electorado no siente ninguna motivación para visitar las urnas. Esa masa no estudiada, pero seguramente sensible a un adoctrinamiento, es de vital importancia para cambiar una realidad. Además, en una ciudad de las dimensiones de Arrecife, el problema es abordable sin necesidad de dejarse el presupuesto de la organización, del Gobierno de Canarias, del Cabildo y del Ayuntamiento en el camino. Pero para eso hace falta un hombre con capacidad de liderazgo y experiencia para encabezar una lista. Un hombre, además, que cuente con los apoyos suficientes e inteligencia para definir una estrategia y tener quién se la financie. Hay pocas personas que puedan afrontar con éxito ese reto, pero si CC sube en Arrecife, CC no baja su poder institucional. La respuesta a la angustia nacionalista pasa, necesariamente, por desembarcar en Arrecife con su mejor legión y no con cadetes.

El otro reto de CC es evitar la repetición de viejas guerras y no tan viejas guerras internas por el control de la organización. Haría y Teguise, dos bastiones tradicionales del nacionalismo actual, no deben desplegar su armamento dialecto en romper sus propias defensas. Deberían medir tiempos y casar/cazar voluntades. ¿Quién aspira a ser secretario general de CC insular, quién será el candidato al Cabildo? ¿La misma persona a los dos cargos, uno a cada cargo o un impostor en representación de alguien? Para tener éxito, hacen falta las tres piezas en el tablero. Si Oswaldo aspira a la Presidencia del Cabildo sin un candidato fuerte en Arrecife, no habrá victoria y en el caso de haberla sería pírrica, con unos costes para él y la organización inmensos. Si no se cuenta con Oswaldo para esta operación, tampoco el resultado será bueno. Creo que la respuesta es el triunvirato, aceptar que ya se acabó la etapa imperial de Pedro San Ginés y que, además, no hay nombres para encontrar otro emperador.

La etapa de San Ginés en el Cabildo, después de 10 años de presidente si acaba el mandato, está agotada. Su interés debe ser acabar sus proyectos, vender sus gestión y escaparse del juzgado sin sentencia inhabilitante. Por su parte, Oswaldo, si quiere optimizar su carrera política debería hacer lo mismo y preparar también las maletas para salir de Teguise. En cambio, Marciano Acuña, conquistará la mayoría absoluta en Haría si se concentra allí. La partida es evidente.

Si CC es inteligente y busca su propio bien y el de la isla, lo tendrá fácil. Apostará por una Ejecutiva de consenso, con control compensado para evitar sospechas y ruindades por el camino, y pactará quién es el candidato al Ayuntamiento de Arrecife, al Cabildo y a la Secretaria al mismo tiempo y en el mismo congreso. Si lo consiguen, tienen dos años y medio por delante para definir un proyecto y hacer una campaña que les convierta en la agrupación más fuerte de CC de toda Canarias. ¿Pero aceptará Pedro San Ginés dejar su Cabildo para sacar músculo en Arrecife y optar a ser alcalde y permitir que Oswaldo sea presidente de Lanzarote? ¿Ayudará tener como secretario general a Marci Acuña? Como ven, sobra David pero también Goliat. Esto va de unión y triunvirato y no de emperadores ni hegemonías. Vamos a ver qué hacen, pero después no me digan que no se los dije con tiempo.

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