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Lanzarote, isla de ensueño… y segura

Todos hemos visto como la fauna recupera lo suyo, regresando a su hábitat natural. Los ecosistemas se han recuperado a una velocidad asombrosa debido al confinamiento humano.

Las aguas son más cristalinas y el ambiente sin apenas contaminación ni ruido. Cuando sobrevuela el cielo un avión lo miramos con asombro, como si estuviésemos en una isla desierta y hubiese que hacer señales para que nos rescatase. Deberíamos aprovechar esta circunstancia para impulsar la isla como un destino único en sus paisajes, clima, flora y fauna, pero centrarnos en la diferencia con el resto, en la seguridad de estar libres del Covid. Ya apenas hay hospitalizaciones y los últimos pacientes están siendo dados de alta. El hecho que nos diferenciará respecto a otros destinos, es que el viajero se podrá sentir seguro y que la precaución e higiene están en todo momento presentes. Los brotes que puedan surgir deben ser atajados a la mayor brevedad. El reciente caso del viajero interceptado en el aeropuerto es un signo de que los controles funcionan e indica que hacemos las cosas bien, cosa que refuerza el destino Lanzarote como fiable. Los negocios que puedan reorientarse hacia esta situación saldrán adelante durante estos meses de incertidumbre que vienen.

Pero ¿Serán todas las empresas capaces de sobrevivir? Las que se vean afectadas negativamente por los efectos del coronavirus (las que se dedican a los viajes, el ocio, la hostelería, la aviación…) deberán considerar seriamente la posibilidad de analizar si pueden seguir en funcionamiento, teniendo en cuenta toda la información disponible para saber si pueden continuar con su actividad y siendo viables en el futuro.

Los empresarios no deben esperar a que sea tarde. Hay varias líneas de avales y créditos abiertas. La ley tiene mecanismos para negociar con los acreedores, renegociar los pagos... en definitiva, salvar las empresas por las que tanto han luchado.

José Feliciano Fernández Álvarez es Economista y profesor de la Uned

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