Logo

LAS ENSEÑANZAS DE LAS CRISIS QUE TENEMOS QUE INTERIORIZAR

Parece que fue hace un siglo pero casi fue ayer cuando muchos cuestionaban la necesidad, la peligrosidad y la enorme diferencia que hay entre el trabajo de un policía, ya sea local, guardia civil, autonómica o nacional. Cuando empezó la crisis sanitaria, los funcionarios, con toda razón, fueron los primeros reclamar irse a casa a hacer teletrabajo, a estar con sus hijos, se quedaban sin clases y demás. Es comprensible y lo entendemos.

Pero queremos poner el acento en aquellos otros que también tienen hijos, a los que les gustaría estar en estos momentos con los suyos y tienen que ir a trabajar. Pero no a estar sentado en el despacho, o en el cuartelillo. No. No solo su trabajo no se suaviza sino que se complica por tener que hacer los trabajos que nadie quiere hacer. Tienen que estar en la calle y enfrentarse a los que no entienden las medidas. Son los que dan la cara y se acercan al incumplidor. Y lo hacen muchas veces sin la necesaria protección. No es una casualidad que sean de los profesionales más infectados por el virus.

Posiblemente ahora, cuando todos se van a su casa, “a pasarlo mal encerrados” ellos siguen en la calle en medio de los incumplidores y de los virus. Quizás deberíamos empezar a sentirnos orgullosos de que hay gente así. Y que tengan razones para estar satisfechos de su trabajo, a pesar de sus riesgos.

También hay que empezar a valorar a repartidores, dependientas, voluntarios de ONG, operarios de empresas esenciales, ganaderos, agricultores, pescadores, conductores de transporte público, bomberos, sanitarios, militares y otros profesionales que no pueden dejar de acudir a sus trabajos en las peores situaciones porque si no los demás no podrán estar en casa con el sustento garantizado.

elperiodicodelanzarote.com