PUBLICIDAD

El arte/trabajo/gloria de escribir

Conozco a un montón de personas que le encanta escribir. Conozco a muchas personas que no saben escribir. Conozco a gente que le encanta escribir pero que no sabe escribir. Conozco a un montón de gente que le encanta escribir, que sabe escribir, pero que no escribe. Conozco a no se cuántas personas que les encanta escribir, que saben escribir, que escriben pero que no saben de qué escriben. No es fácil, sinceramente.

Te sientas y miras a la pantalla. Nada. Vuelves a mirar la pantalla, te revuelves en la silla y nada.  A veces es más fácil. Sencillamente, hay tema, ganas y sabes escribirlo. En muchas ocasiones pasa eso. Bueno, para unos serán más numerosas que para otros. A los que no les gusta escribir, aprovecharán cualquier excusa para no escribir, para revolverse en la silla y mirar la pantalla vacía. Posiblemente, sea más placentera para ellos la distracción  que afrontar un trabajo que no les gusta. Pero tampoco basta con que te guste. Estás como loco por llenar la pantalla de caracteres, letras, frases, ideas, párrafos, páginas, libros pero en cada palabra te surgen las dudas. Es vaca o es baca; realmente tiene sentido o no; las frases son engorrosas, largas y vacías o no. Un dilema.

 

Pero llega el que sabe, al que le encanta. Está el ordenador encendido, la silla, misteriosamente confortable, las ideas brotan de forma arrolladora, los dedos se deslizan como los de un pianista enfebrecido pero no sale nada. Sólo letras y números. Y más letras, palabras, páginas y rollos de papel y de los otros. Nada es aprovechable. Nada. Escribir es un arte, sí, un arte. Pero que no sólo se aprende en la escuela. No son sólo palabras, oraciones, párrafos, páginas. No, no es eso. Tampoco es ortografía ni corrección léxica. Y, por supuesto, no es mecanografía. No es repetir palabras o crear espacios llenos de palabras bien elegidas, ordenadas, pulcras y sentidas. Es todo eso, pero no es eso.

 

Escribir es un arte como pintar, diseñar, esculpir, cantar, tocar o cualquier otro. Pero también es un trabajo como el de un peón, un freganchín, un camarero, un taxista, un pescador o un minero. Pero no es tampoco ni lo uno ni lo otro.

 

Se hace en soledad, aunque tengas que aguantar que dos, diez o cien más respiren a tu alrededor, estás sólo. Mucho más sólo si ni tan siquiera se sabe escribir. Pero se sigue estando solo, muy solo, si solamente se sabe y se quiere escribir. Únicamente, cuando se sabe lo que se quiere escribir, cuando se puede escribir como se sabe y realmente se sabe escribir no te encuentras solo en la más absoluta soledad. Por eso no es un arte, por eso no es un trabajo. Cuando es así, es la gloria. Pero, amigos, conquistar la gloria conlleva  esfuerzos de aprendizaje, vocación, entrega denodada al trabajo y sacrificios de artista. A pesar de todo, no siempre se consigue, por eso es un arte. Pero, sin seguir esas pautas, nunca se consigue, por eso es un trabajo.

 

A veces, cuando no sabes de qué escribir, lo mejor es no escribir. Salvo que tengas que escribir una columna periódica en un medio de comunicación. Entonces, amigo, más te vale que sepas escribir, que te guste escribir, que sepas que es un arte, que no te olvides que lo pagan como un trabajo y que salir airoso del envite un día sí y el otro también es la gloria.

 

 En fin, no querrán que les explique lo que me ha pasado hoy.

Comments are now closed for this entry