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Demasiados loros

Es una conversación pausada. Crítica pero pausada. Solemos tenerla un par de veces al año. El par es canario, o sea, que el número de veces pueden ser tres, cuatro o diez. Nunca sólo dos. Los canarios, cuando hacemos algo dos veces o pedimos dos cosas decimos que lo hemos hecho dos veces o pedimos dos cosas. Pero si no sabemos exactamente las veces, o no queremos decirlo, lo dejamos en un par de veces. Pues ese par es el que le echamos mi amigo y yo a estas conversaciones. Puede haber un buen vino, un buen café o cualquier otro “buen” pero la esencia del encuentro es desnudar la realidad que nos circunda, especialmente en su vertiente más política.

Reconozco que en esta ocasión estaba yo mucho más hablador que otras veces. Él, en cambio, estaba más callado que nunca y me repetía una y otra vez: “Eso es el chocolate del loro, amigo Déniz”. Y yo seguía hablando, cada vez más encendido, casi incendiado, y volvía a repetirme su “Eso es el chocolate del loro, amigo Déniz”.

Empecé diciéndole que,  a mí, eso de que la izquierda y la derecha se unieran, a la primera de cambio, no me parecía demasiado ético, ni mucho menos estético. Y que la escenificación de amigas del alma de Dolores y Astrid me parecía un cuento de borrachos, por mucho que ellas blandan sus gintonic al unísono en encuentros varios. Que eso de llegar al Cabildo y subirse los sueldos en el primer pleno me pareció una ordinariez poco socialista. Que llenar el Cabildo y el Ayuntamiento de Arrecife de consejeros no electos y asesores sin ton ni son, hasta el nivel de  dar de alta en el Cabildo a Alberto Méndez (PSOE) en sus horas libres de su bodegón “Los Conejeros”, me parecía un derroche poco socialista.

  • “Eso es el chocolate del loro, amigo Déniz”. “Eso es el chocolate del loro, amigo Déniz”. Y se volvió a callar, mientras me miraba como el que espera llover bien abrigadito y con el paraguas ya abierto.

Pero es que meten a Carlos Espino en el Cabildo, antes de perder la condición de imputado, cuando viene precedido de una gestión nefasta en los CACT  y ponen a JF Eugenio de Consejero Delegado, cuando todo apunta a que han  hecho la vista gorda con la deuda de cientos de miles de euros de la empresa de su pareja, en unas operaciones francamente difíciles de justificar sin acabar en una querella criminal a los administradores de la sociedad. Pero es que le regalan más de 300.000 euros al Ayuntamiento de Arrecife para las fiestas de San Ginés que se comen en un par de conciertitos pagados al estilo jeque árabe y con la mirada sospechosa de la amiga del alma de Dolores, que se fue a La Graciosa porque no podía aguantar la risa de la forma en la que Dolores y Espino querían hacerle el pino puente.

  • “Eso es el chocolate del loro, amigo Déniz”. “Eso es el chocolate del loro, amigo Déniz”. Y volvió a callarse como un muerto. Eso sí, un muerto con los ojos muy abiertos que me obligaba a mí a seguir hablando mientras él ya saboreaba el fondaje de su café americano y mi descafeinado se enfriaba irremediablemente.

Vamos a ver, vamos a ver. Hay un consejero que presume de pasar menos días en Lanzarote que las lluvias, haciendo caja, con unos cuantos funcionarios de colegas y viviendo a todo tren. Además la presidenta está más en el Parlamento, en la Autoridad Portuaria, o en Madrid con el partido que en el Cabildo. Y los días que está, para aparentar que está siempre, dedica casi todo el tiempo a sacarse fotos con el primero que pasa por allí, o ella va a hacerse la foto allá donde esté, y acaban todas con su notita de prensa en los mil y un medios de comunicación que hay en la isla. Además, escuchas cualquier emisora, y siempre salen los asesores que estamos pagando en el Cabildo y el Ayuntamiento, incluido algún concejal de flor de pascua, dándole a la lengua, defendiendo su causa y la de su partido con tanta soltura como desfachatez que asusta. No importa la hora, pones la radio, y allí están ellos. No importa la emisora, allí están ellos. Todo el día. Como si quisieran demostrarle a la población, de forma contrastable y evidente, que el sueldo, todo, las catorce pagas, son para que estén diciendo los buenas que son las dos amigas del alma, sus mariachis y sus actos.

  • “Eso es el chocolate del loro, amigo Déniz”. “Eso es el chocolate del loro, amigo Déniz”. Y sigue con su matraquilla el jodido amigo mío. Que no me explico yo muy bien qué hago perdiendo el tiempo con semejante pieza de mármol.

Pero es que ahora les da por recuperar las cestas de navidad para los trabajadores del Cabildo, y las cenas de navidad pagadas por el Cabildo para sus trabajadores. El no decir ni pío de que un trabajador del Cabildo se haya pegado 26 años trabajando para la FCM, con un coste superior a 1,6 millones de euros para el erario público, sin que medie autorización expresa ni convenio de ningún tipo y, además, han cogido la costumbre de no reconocer lo que se ha hecho en el anterior gobierno, hasta el punto de parecer que están deseando que se caiga la Casa Museo Fajardo para celebrar con sus amigos y allegados “el polvo” que Pedro San Ginés le metió al Cabildo. Pero es que están hasta dispuestos a devolver dinero de los fondos FDCAN y contentarse con las migajas del gobierno de Canarias en unos presupuestos donde se reducen las cantidades para Lanzarote de forma sorprendente. Me imagino que todo esto también será el chocolate del loro ese tuyo.

  • Amigo Déniz, amigo Déniz, aquí, en esta política nuestra, me da que hay demasiados loros.

¡Vaya, hombre, menos mal! Al final, venimos a coincidir en algo.

elperiodicodelanzarote.com