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“Vete al carajo, Pedro”

Entiendo que la expresión pueda resultar mal sonante e, incluso, soez para algunos de mis lectores. Pero es también muy oportuna traerla a este artículo porque da una imagen bastante real de una de las batallas más cruentas de las que se vienen desarrollando en esta isla nuestra, en los prolegómenos de la cita electoral que nos espera el 28 de  mayo de 2023 y que tanto desquicia a aquellos que tienen atadas sus expectativas de futuro a uno o a otro resultado de esa consulta popular.

En aquellas épocas donde la navegación era el centro de las comunicaciones nacionales e internacionales, cuando “un marinero cometía alguna falta se le mandaba como castigo al cesto del palo mayor de las carabelas” alejado de todos, expuesto a la intemperie, sin opción de relacionarse con el resto de la tripulación. “Hoy en día la utilizamos cuando, impulsivamente, sentimos la necesidad de que alguien desaparezca de nuestra vista; bien porque nos molesta, bien porque nos está mintiendo o engañando, o bien por cualquier otro motivo que nos incomode”, recogen también como explicación de la expresión allí donde he ido a consultar. Y viene también al pelo. Creo que a estas alturas queda claro que el Pedro en cuestión es Pedro Sanginés, el que fuera presidente durante diez años del Cabildo de Lanzarote, donde hizo “un montón de amigos” , que ahora se empeñan en mandarle al carajo, a la canastilla esa del palo mayor que en la sociedad actual bien pudiera ser la cárcel, la inhabilitación o cualquier otro espacio que garantice mantenerlo en el ostracismo, lejos del poder con el que pueda molestar a esos “amigos suyos” que le dedican rondas todos los días y rancheras todas las noches.

Queda claro que no soy quien manda a Pedro de castigo a la canastilla del palo mayor, al carajo, una imagen bucólica del recinto de castigo que hoy en tierra tiene otras formas para separar al individuo de la sociedad. Sino que es el deseo de esa tribu urbana que se ha aliado para expulsarle de la vida política, ya sea con razón o sin ella, respetando o no las reglas del juego. Lo que sí está claro que lo están haciendo a grito pelado, con un ensañamiento que no se justifica ni siendo verdad todas y cada de las palabras e insultos que repiten hasta la saciedad todos los días.

Tiene menos justificación todavía esa sobrexposición del personaje, cuando se hablan de cosas que ya son casos judiciales. Que ya están en manos de los que, en un estado de derecho y democrático, deciden qué es delito y quién un delincuente con sumarios bien llenos de todo lo que han querido las partes. Podría entenderse ese griterío infernal si fuera para abrir causa, para conseguir la actuación de oficio de fiscales, jueces y autoridades policiales, pero, superada esa fase, no queda más explicación que el hacer daño por el daño. El hacer daño porque se quiere ver sufrir y porque se necesita por el atacante como forma de resarcir el daño que entiende que le han causado. Seguro que venganza se podría definir de muchas maneras, pero esa no se aleja en demasía de su razón de ser. Es simple venganza o podría ser también, en este caso concreto, no querer zafar la presa en un momento procesal político irrepetible.

Coalición Canaria lleva algo así como dos meses dando tumbos en la isla. Su único objetivo es ver cómo sale del entuerto de la elección del candidato a la Presidencia sin hacer volar la organización por los aires. Migdalia, Pedro y Oswaldo  son tres pero no pueden ser tripleta. Y se trata de combinaciones, donde sí importa el orden. Y los tres quieren ser cabeza, pero solo hay un puesto, Los tres se quieren mucho, se respetan, pero quieren más ser presidentes del Cabildo o volverlo a ser. Saben también que si son candidatos, uno cualquiera de ellos, rompiendo la baraja, causando una importante depresión en el partido, no tendrá opción alguna de ser presidentes, dejándole el camino expedito a la socialista Dolores. Pues en esa batalla interna, que está siendo dura, pero disimulando las formas, los enemigos de Pedro (no se puede llamar de otra forma a quien te quiere quitar de la circulación como sea, que rivales son otra cosa) han entrado de lleno queriendo intimidar a su base social, a los afiliados de CC.

El objetivo es que Pedro desaparezca, que se vaya al carajo, a lo alto del palo mayor, a la vista de todos pero como un apestado. Y este es un momento crucial. Si los afiliados de CC no eligen a Pedro,  él solito se va al carajo. Y encima sus enemigos disfrutan en público y en privado de su gran victoria y bramarán: “¿Quién quiere ser el próximo? ¿Quién se atreve a no atender mis requerimientos?”. Se crea una especie de poder paralelo dónde la justicia no es el fin sino un medio más de presión para amedrantar a los que se salen del tiesto definido por unos objetivos que dejan de ser legítimos cuando sus modos no lo son, algo así decía Maquiavelo.

Los popes del PSOE, con Felipe González a la cabeza, y sus medios de comunicación de cabecera haciendo de coro, intentaron cargarse una vez a Pedro Sánchez, mandarle al ostracismo, al carajo, cuando no hacía lo que ellos querían, y los afiliados del PSOE, la mejor riqueza de ese partido, se rebelaron y apoyaron en masa a Pedro Sánchez para demostrar quién mandaba en la organización progresista. Lo habían intentado también otra vez anterior, cuando quisieron dejar al ministro Bono de secretario general del PSOE y los delegados socialistas eligieron de secretario a un tal Rodríguez Zapatero que nadie conocía en aquellos momentos.

 Está claro que los afiliados de un partido como Coalición Canaria nada tienen que ver con los más de cien años de historia del PSOE, ¿pero se van a dejar intimidar por el insoportable ruido de los enemigos de Pedro? Yo estoy convencido de que no. Votarán lo que ellos quieran, pero no dejarán que los intimiden ni asusten. Votarán a Migdalia, pero por que ellos quieren; votarán a Oswaldo, pero porque ellos quieren; O votarán a Pedro, incluso hasta porque no queden dudas de que no aceptan el ensañamiento como animal de compañía electoral. Así que esa exhibición de las vergüenzas ajenas no solo sobra sino que puede ser hasta contraproducente. Se arriesgan a que los manden a ellos al carajo, y no precisamente a la canastilla del palo mayor.

elperiodicodelanzarote.com