El Yaiza nos debe un gol
- Alex Salebe Rodríguez
Hace un año, exactamente el 23 de junio de 2024 y por estas mismas tierras caribeñas, me pilló el histórico ascenso del Club de Fútbol Unión Sur Yaiza a Segunda Federación. Eran poco más de las cuatro de la mañana, hora de Colombia, cuando encendí la tele para seguir el partido del Yaiza contra el Portugalete (País Vasco), que finalizó con el salto del Yaiza de Tercera División a la cuarta categoría del sistema de ligas de fútbol masculino de España, la Segunda RFEF. Después de un sufrido partido, prórroga y tanda de penaltis, la alegría cayó del lado del sur de Lanzarote.
Tras semejante gesta, el júbilo duró poco, menos de un año, porque a pesar de reforzar su plantilla, el equipo finalmente no dio la talla en la temporada 2024 - 2025, no alcanzó el objetivo de la permanencia y por tanto tendrá que volver a competir en Tercera División, una pena para la afición y la familia del fútbol del municipio que vio cómo el Yaiza se colocaba después de la Unión Deportiva Las Palmas y el Club Deportivo Tenerife como gran estandarte del fútbol canario.
Era bastante previsible la dimisión del presidente Bernardo Povedano, que hizo pública su decisión de dejar el cargo el pasado 19 de mayo. ¿Y ahora qué?, es la pregunta que se hacen futbolistas que vistieron la camisa verde, entre ellos, mi hijo y compañeros de equipo que estuvieron en el Yaiza durante catorce temporadas, consiguiendo en 2022 el ascenso a la Liga Juvenil Interinsular de Las Palmas, afición y socios de la entidad que me trasladan su preocupación por el rumbo del club. El equipo juvenil luego en 2024 fue capaz de subir otro peldaño a División de Honor, donde se mantiene.
Los socios en concreto se quejan de falta de información, que no han sido convocados a una Asamblea para recibir información detallada de la situación del Club, el estado de sus cuentas y el proyecto de futuro, no solo del primer equipo, porque cuando hablamos de Club parece que suscribimos la planificación al que compite al máximo nivel posible, y no a todas sus categorías, de prebenjamín en adelante.
El Artículo 28.6 de los estatutos del Club dice literalmente que “en caso de dimisión del presidente, la Junta Directiva restante se constituirá en Comisión Gestora, que convocará elecciones en el plazo máximo de seis meses”. Efectivamente, hay ahora una Comisión Gestora, pero es importante el matiz de que la misma debe constituirse a partir de la Junta Directiva “restante”. No está claro cuáles son las funciones de la Gestora y tampoco si de verdad está constituida por todos los miembros de la Junta Directiva “restante”, como dicen los estatutos.
Aparte de entrar a valorar la letra menuda del texto que rige el ordenamiento del club y su cumplimiento, el sentido común da un toque a la puerta de la información. Es cierto que el Club es una entidad de naturaleza privada, pero no es menos cierto que hay unos socios y una masa social que la respalda, a la que se le pide apoyo a lo largo de la temporada.
Yo solo fui a un partido de visitante en Madrid contra el Unión Adarve, porque me coincidió con un viaje familiar, pero allí en el complejo deportivo Vicente del Bosque vi a exdirectivos y aficionados que me consta acompañaron al equipo en varios partidos en Madrid, en campos cerca de la capital, y hasta Melilla también viajaron. Chicos universitarios que pagaron desplazamientos y 15 y 20 euros por ver a su equipo, que sienten los colores y seguirán sintiéndolos cualquiera que sea la categoría.
A todas y todos los que nos gusta el fútbol, sabemos que hoy se puede estar arriba y mañana abajo, pero los colores no se cambian como quitarse una camiseta y ponerse otra, esto lo hacen a menudo “políticos” según sus intereses personales. El mundo del fútbol está lleno de intereses personales y empresariales, pero estos no son los intereses nobles de la afición. “Y yo me quedo con esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido”, de Eduardo Galeano, en su libro ‘El fútbol a sol y sombra’.