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Escenografía de un desencuentro

 

Si hay rumores de que usted tiene problemas con su pareja y se presenta en público sin su mujer y rodeado de sus hijos en una exhibición de la familia monoparental, lejos de acallar los rumores lo que consigue es amplificarlos. Eso mismo le pudo haber pasado esta mañana al presidente del Cabildo de Lanzarote, Oswaldo Betancort, cuando se presentó, a la rueda de prensa que convocó para explicar los motivos de la suspensión del pleno de hoy, acompañado por todos los consejeros de Coalición Canaria, destacando que él “solo confía en su gente”, pero sin rastro de los cuatro del PP que conforman el grupo de gobierno del pacto entre populares y nacionalistas. Lo que viene a demostrar que el presidente quitó la moción de nombrar persona “non grata” del PP del orden del día del pleno por decisión de la junta de portavoces pero que, finalmente, suspendió el pleno in extremis por exigencia del PP.

Tiene razón el presidente Oswaldo cuando dice que el ruido político llegado a la isla adherido a las franquicias políticas nacionales ha desplazado la gestión en beneficio de las disputas políticas. Y tiene razón también cuando dice que no se puede decidir una cosa en la junta de portavoces y después presentar un escrito amenazando con cuitas de recursos y judiciales. Pero es verdad que todo eso lo hizo el PP, su compañero de viaje, con el que debería llegar a acuerdos asumibles para ambos en tiempo y forma. Siempre antes de provocar la suspensión de un pleno, donde se aprueban temas de más interés que la escenificación de las diferencias entre el PSOE y el PP. Y más aún, las del propio PP consigo mismo, en una batalla fratricida en la que quienes adoran el ruido partidario son capaces de echar por tierra, incluso, el trabajo desarrollado por sus propios compañeros al frente de la institución.

Evidentemente, le faltó valentía al presidente para seguir para adelante con el pleno de acuerdo con las directrices de la junta de portavoces y del informe de Secretaría. Pero ya se sabe que a veces los pactos se salvan más fácilmente mirando para otro lado que afrontando con determinación las naderías de los compañeros de viaje. Aunque el presidente enseña la confianza en su grupo, insuficiente para gobernar con mayoría, no quiere tensionar más de lo necesario, aunque en Arrecife sin sus compañeros de partido, el PP se rompería sin remisión en el pulso que mantienen con su líder insular, que se ha enrollado la manta de beligerancia en la cabeza, ante las muestras de su debilidad interna.

Lo que sí ha quedado claro es que un ataque desaforado del PP al secretario general de los socialistas, con la dichosa moción, lejos de hacerle daño al PSOE, ha colocado al PP en una situación estresante ante sus socios y ha dado una victoria inesperada a los socialistas al retirarse la moción con informe jurídico incluido. La suspensión del pleno, donde se llevaban temas interesantes, ha sido como querer matar moscas a cañonazos. Todos son conscientes del elevado coste político, pero, aun así, no ha habido pleno. Es solo un adelanto de lo que nos espera si el PP insular se empeña en demostrar lo que ya todos sabemos. Y no es fácil lidiar con estas naderías si no se afrontan con la determinación que exige el momento. Y ahí la voluntad del presidente es crucial. El pedir un informe para analizar lo ya informado al mismo que informó suena más a chiste de Groucho Marx o a retrasar el veredicto que a mejorarlo. Aunque es verdad que con el retraso se permite que el tema se diluya al venir e irse Pedro Sánchez de Lanzarote.

elperiodicodelanzarote.com