La cultura suena, suena la cultura
- Alex Salebe Rodríguez
En medio del remolino de malas noticias donde el genocidio, las ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas y la veneración a estados represivos y asesinos forman parte de nuestra cotidianidad, las buenas noticias son un refugio entre tanto despropósito. Esta semana casi nos encasquetan a Donald Trump como Nobel de Paz, aunque el otorgamiento del premio a la golpista venezolana María Corina Machado, defensora abierta de la atrocidad de Israel en Gaza, es preocupante, absurda y sigue abriendo heridas. El periodista español Ignacio Ramonet lo resumió muy bien: “necrosis de un Nobel”.
Sí que es una buena noticia el resultado de la encuesta de hábitos y prácticas culturales 2024-2025, realizada por el Ministerio de Cultura de España, que señala la mayor subida de consumo cultural en veinte años. La música, el cine, las artes escénicas y la lectura ocupan lugar destacado entre las preferencias de la población con los jóvenes liderando la demanda de cuRtura, como diría un locuaz político lanzaroteño.
El balance deja varias reflexiones. Las administraciones públicas tienen que tomarse mucho más en serio la cultura, que debe ser gestionada de forma profesional, con letras mayúsculas, consecuente con el impacto social y económico que genera y los empleos que produce.
Las áreas de cultura, cualquiera que sea la institución, no pueden seguir siendo el echadero de políticos (as) inútiles a quienes partidos de gobierno mandan allí como “asesores”, para pagar favores, sin tener sensibilidad y conocimiento, a ganarse un sueldo por no hacer absolutamente nada. Esta casuística también es malversar fondos públicos.
La inversión en educación y cultura debe ser mucho mayor si de verdad queremos construir una sociedad humanista, rica en valores, una sociedad crítica y reflexiva capaz de identificar los problemas y ayudar a buscar soluciones inteligentes para mejorar el bienestar de su comunidad.
¿Estamos promoviendo el desarrollo de la inteligencia social? Un documento que leí del Instituto para el Futuro de la Educación del Tecnológico de Monterrey (México) cuestiona si damos el suficiente valor a la inteligencia social como herramienta de comunicación y trabajo. El texto firmado por la especialista Sofía García-Bullé destaca que el habla y el dominio del lenguaje no verbal son el primer paso en el camino hacia una comunicación certera y efectiva, dos principios básicos para generar aptitudes de liderazgo.
La encuesta del Ministerio, con una muestra de 16.000 personas mayores de 15 años, también refleja el valor de la cultura como segmento gratificante de entretenimiento. Disfrutamos de propuestas novedosas en diversidad de expresiones artísticas gracias al ingenio de los creadores y gestores culturales que se las arreglan para desarrollar sus proyectos muy a pesar de algunas eminencias con quienes tienen que negociar y convenir en despachos públicos.
Las administraciones deben ser mucho más proclives a la escucha activa de las propuestas de artistas y productores culturales, pero hay que tener criterio y conocimiento, y el criterio y el conocimiento por muy automatizado que esté el mundo, todavía no se pueden comprar en el supermercado, por ello es esencial la profesionalización de la gestión cultural. Con productos de calidad se incentiva el consumo cultural y el consumo cultural deriva en conciencia ciudadana.