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Lanzarote: un paraíso turístico, un desierto cultural para su juventud

 

 

 

Lanzarote es un referente mundial. Un ejemplo de simbiosis entre arte y naturaleza, un polo de atracción para millones de turistas que buscan una experiencia única. Sin embargo, mientras nuestra isla proyecta una imagen de vanguardia y riqueza cultural al exterior, los jóvenes que vivimos aquí los 365 días del año sentimos una realidad muy diferente: un vacío. Un abandono cultural cada vez más grande.

Es una contradicción que frustra. Vivimos rodeados de belleza y de núcleos turísticos de fama mundial, pero cuando buscamos algo que hacer, nos damos de bruces con la nada. La política cultural de nuestras instituciones parece haberse quedado atascada en un único modelo: el del macroevento. Sí, los grandes conciertos y festivales están bien, ¿pero qué pasa el resto del año? La cultura no puede ser solo algo que pasa un par de fines de semana en verano.

 ¿Qué alternativa real tiene un músico que busca un simple local de ensayo? ¿O un grupo de teatro que solo necesita un pequeño escenario? ¿Dónde está el cine que no sea el puramente comercial? ¿Dónde están los locales que apuesten por las bandas de aquí? La respuesta es tan corta como deprimente: casi en ninguna parte. Y esto no es una queja sin más, es que tiene consecuencias. Nos convierte en una juventud desconectada, empuja a nuestros artistas a hacer las maletas y nos condena a un ocio repetitivo y monótono.

 Desde Nuevas Generaciones nos negamos a aceptarlo. No se trata de quejarse por quejarse, sino de poner sobre la mesa un problema real y, sobre todo, soluciones. El Cabildo y los ayuntamientos tienen la responsabilidad de actuar. Y que nadie diga que es por falta de dinero, porque esto es una cuestión de prioridades.

 Una de nuestras propuestas centrales es la creación de un "Bono Cultural Joven Insular", pero es crucial diferenciarlo del modelo nacional para entender su verdadero potencial. El del Gobierno de España es un gesto que se queda corto, limitándose a quienes cumplen 18 años. ¿Es que la cultura deja de importar a los 19? Nuestra visión para Lanzarote es mucho más ambiciosa y útil: un bono que abarque una franja de edad más amplia, de los 16 a los 25 años, y que solo se pueda usar aquí, en Lanzarote. Así, no solo ayudamos a los jóvenes, sino que fortalecemos nuestro frágil tejido cultural: directamente en nuestras librerías, en nuestras pequeñas salas y en nuestros artistas.

Y esto tiene que ser parte de un plan más grande. Hay que levantar la persiana de los edificios públicos vacíos y convertirlos en una Red de Espacios Jóvenes para ensayar y crear. Hay que poner en marcha un circuito, el "Lanzarote Crea Joven", que mueva a nuestros artistas por toda la isla, con una agenda fija. No son ideas sueltas, es un proyecto coherente para devolverle la vida cultural a la isla.

 Los jóvenes de Lanzarote no somos extras en un decorado para turistas. Somos el presente y el futuro de esta isla. Merecemos que las instituciones pasen de las fotos y las buenas palabras a los hechos. Que nos escuchen y que inviertan en una juventud con ganas de crear y de participar.

 Exigimos un cambio de rumbo. Queremos una Lanzarote que nos cuide, que nos dé oportunidades y que nos ofrezca razones para quedarnos. Una isla de la que sentirnos orgullosos, no solo por su paisaje, sino por su pulso cultural.

elperiodicodelanzarote.com