Logo

Y así nació Teresa “La marquesa”

Nació camella hace apenas unos días. El viernes pasado, día 14 de diciembre, en el Vallito de Uga se adelantó el nacimiento. Sin belén, sin Reyes, pero con una camella parturienta emocionada después de los comprensibles dolores del parto. Llevaba dentro de su madre 13 meses, un verdadero embarazo de camella, que ronda los 390 días. Ahora, débil todavía, seis días después de alumbramiento, rebusca en los bajos de su madre con el hocico, guiada por las ganas de echarse un pezón de leche.

La familia Viñoly, propietaria de esta ganadería camellar, está en todo momento pendiente de la madre y de la hija, garantizando que ambas avancen con normalidad y que la pequeña supere la dos primeras semanas, periodo crítico en algunos casos.

Nana, que es como se llama la madre, respira tranquila. Lleva cuatro meses de baja, sin ir a su trabajo en las Montañas del Fuego a pasear turistas. Y todavía tendrá cuatro meses más de descanso, por maternidad, para estrechar lazos con ese lindo animalito que la quiere con locura, que no le deja de hacer cosquillas ni de meterle pequeños mordiscos en los pezones para abrir el chorro de la leche.

Los Viñoly ya le pusieron nombre a la pequeña de Nana, nombrada así también por ellos. Posiblemente su madre nunca la llamará así, pero se le registrará como Teresa “La marquesa”, en alusión a algún pariente de los dueños. Su padre, de nombre Graciliano, que salió desde temprano a pasear turistas en su lomo, no sabe nada de la que armó a mediados de noviembre del pasado año, cuando se arrimó tanto a Nana que ella se estremeció. Pero Nana está feliz, ya ni se acuerda si fue Graciliano o el hermano con el que tuvo aquella aventura en la que les embarcó la familia propietaria de la ganadería. Pero mira orgullosa a su pequeña. Sabe que va a ser toda una camella. La más esbelta y fuerte del Timanfaya.  

elperiodicodelanzarote.com