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Protectora SARA: más de 350 animales y cero excusas para abandonarlos

 

“Una mascota no es un regalo de Navidad, no es un capricho. Por eso en Navidad, cerramos puertas, no damos animales en adopción en esa época de consumismo”

 

 “Tenemos unos gastos de unos 400.000 euros al año. La mayoría proviene de donaciones y eventos que organizamos nosotros mismos. Vivimos más de eso que de las ayudas oficiales”

El pasado lunes 21 de julio se celebró el Día del Perro. La coincidencia con la estación en la que más abandonos se producen a nivel estatal podría parecer irónica: mientras muchos conmemoran la lealtad canina, cientos de animales son dejados atrás. Para conocer de cerca esta realidad, ElperiodiocodeLanzarote.com visita la Protectora SARA, en Tahíche, donde perros y gatos encuentran refugio y, con suerte, una segunda oportunidad.

Fundada en 1986, la protectora SARA acumula casi cuatro décadas de trabajo continuo en la defensa de los animales. Aunque actualmente siguen superando la capacidad ideal —con 190 perros y 180 gatos acogidos—, el equipo reconoce que la situación ha mejorado respecto a los primeros años. En aquel entonces, la concienciación social era mucho menor, apenas existían controles de natalidad ni campañas educativas, y el abandono era una realidad aún más desbordante. Hoy, aunque los recursos siguen siendo limitados, hay más voluntariado, más adopciones responsables y una ciudadanía cada vez más implicada.

Nos atiende Obelesa, tesorera del Consejo de Dirección de SARA, quien describe el día a día como “una locura”, una cantidad de trabajo que solo se solventa con pasión y preocupación real por los animales. “Una mascota no es un regalo de Navidad, no es un capricho. Por eso en Navidad, cerramos nuestras puertas, no damos animales en adopción en esa época de consumismo”, afirma.

El verano ya no implica un “repunte brutal” de abandonos como en el pasado, aclara Obelesa, pero el goteo es constante. “Esta misma mañana, antes de las once, ya habían entrado tres animales”, cuenta. Los picos más notorios, explica, coinciden con el fin de la temporada de caza, cuando es habitual el abandono de podencos y otras razas empleadas para este fin. “Por desgracia, los abandonos ocurren durante todo el año”, sentencia. 

Aun así, la protectora mantiene una visión esperanzadora gracias a iniciativas como SaraEduca, un programa de charlas en centros educativos que promueve el respeto hacia los animales desde la infancia. “Es esencial que los niños entiendan que los animales sienten dolor, que no son un capricho”, defiende Obelesa. “Los niños, muchas veces, acaban concienciando también a sus padres”.

Entre las historias que más han marcado a Obelesa recientemente, menciona el regreso de un perro mayor a la protectora tras haber pasado toda su vida con una familia. “Ya no podían hacerse cargo de él. Es muy duro ver cómo tiene que volver a acostumbrarse a estar aquí. Los primeros días son traumáticos para el animal”.

Además del refugio, SARA ofrece atención veterinaria, y cuando no pueden asumir todos los cuidados in situ, los animales son trasladados a clínicas externas. La labor de voluntariado también resulta crucial. “Necesitamos manos. Pasear a los perros, sacarlos de la jaula, dedicarles tiempo". Cualquier interesado está invitado a presentarse directamente allí y ofrecer su ayuda.

En cuanto a la financiación, el panorama tampoco es sencillo. “Tenemos unos gastos de unos 400.000 euros al año”, explica Obelesa. “La mayoría proviene de donaciones y eventos que organizamos nosotros mismos. Vivimos más de eso que de las ayudas oficiales”.

Si bien toda ayuda es bienvenida, desde SARA insisten en que algunas donaciones pueden ser contraproducentes. Por ejemplo, donar pienso puede afectar negativamente a los animales si no se mantiene una dieta uniforme: “Nosotros preferimos comprar nuestro propio pienso para evitar daños digestivos. En cambio, lo que más necesitamos es material de limpieza, arena para gatos y manos dispuestas a colaborar”, explica Obelesa.

El mensaje de Obelesa es rotundo: no hay excusa válida para abandonar a una mascota. “Son un ser vivo, uno más de la familia. Los cambios en tu vida tienen que adaptarse a ellos, pero por desgracia, siempre hay excusas”. Y concluye con la misma frase que repite en las aulas:
“¿Cómo puedes pensar que otro ser vivo no siente dolor? Sobre todo, uno que te quiere incondicionalmente, como lo hace un perro”.

elperiodicodelanzarote.com