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¿QUÉ HUBIESE PASADO SI UNA SOLICITANTE NO SE DA CUENTA DE QUE LE ESTABAN DANDO RICINO POR JUDIAS PINTAS?

Hay que agradecerle al presidente del Cabildo, Oswaldo Betancort, que diera una rueda de prensa ayer para explicar los detalles del “error humano” que llevó a la Granja del Cabildo a repartir semillas de ricino, entre los que habían solicitado semillas de judías pintas.

Las explicaciones parecían sinceras pero los hechos acaecidos cuestionan el funcionamiento de la custodia y entrega de esas semillas. El relato es más propio de una de aquellas tiendas de aceite y vinagre que de una institución pública que reparte semillas para garantizar que son las de toda la vida, las nuestras. Pero es que lejos de darles las nuestras, le dieron las semillas de otro cultivo que encima son altamente tóxicas. Tenían los sacos de las judías pintas al lado de las de ricino. Productos inocuos y tóxicos al alcance de la mano y juntos, cuando además guardan parecido físico.

En la rueda de prensa se reconoce que el operario acabó un saco de judías y empezó el saco siguiente sin mirar etiqueta ni nada. Se dejó llevar por su aspecto: Si parecen judías pintas, son judías pintas. Parece, entonces, que no hay protocolo de confirmación del producto que se entrega. Y así empezó el reparto de ricino por judías con total naturalidad. Pero es que, además, se reconoce que se percataron del “error humano”, no porque saltara alguna alarma o control sino, simplemente, porque una solicitante de judías pintas se había dado cuenta que aquello no eran judías pintas. ¿Qué hubiese pasado si esta señora, al igual que los 76 solicitantes restantes da por bueno el contenido?

En fin, entendemos los errores humanos. Lo que es más difícil de entender es que no haya ningún protocolo ni método para evitar que dos sacos con tan dispar mercancía, una tóxica y la otra inocua, estén una al lado de la otra. El trabajador se equivocó de saco. Pero la culpa es de los  que permiten que ambos sacos estén juntos dando opciones a que estas cosas pasen.

Cuando se habla de dar prestigio a nuestra agricultura se espera que se actúe con más seriedad. Y querer que la gente se crea lo de la trazabilidad genética de nuestras semillas cuando después las reparten a ojo de buen cubero es todavía más cómico.

elperiodicodelanzarote.com