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A ellos (y a ella) les pone el Cabildo (1)

Recorrido electoral  (47)

 El Cabildo de Lanzarote es el objetivo más deseado por los políticos de la isla. Lo ha sido siempre y por eso los secretarios generales y presidentes insulares de los partidos han estado, en la mayoría de las ocasiones, encabezando las candidaturas que permiten acceder a su máximo órgano de gobierno, el pleno, constituido en la actualidad por 23 miembros. Eso sigue siendo así, a pesar de que en estas elecciones dos presidentes de partido hayan decidido desembarcar en Arrecife después de dos mandatos encabezando la lista insular. Pero tanto Astrid Pérez (PP), la primera en ejecutar esa estrategia, como Fabián Martín (PIL) lo hacen más con el  propósito de reforzar sus debilitadas perspectivas de votos, utilizando como palanca a Arrecife, y abriendo más posibilidades de futuros pactos, que huyendo de la Primera Institución, o quitándole mérito al Cabildo.

 Tampoco le resta importancia el PSOE insular, al mandar al frente de su escuadra a esta plaza al secretario de Organización, José Juan Cruz Saavedra, en lugar de a la secretaria general, Loli Corujo, que se queda en San Bartolomé para consolidar un feudo conquistado dos mandatos atrás y hace doblete al Parlamento para sumar con su teórico arrastre en el resto de las candidaturas. Por su puesto, CC no le hace ascuas tampoco al Cabildo, al mandar  de cabeza de lista al Parlamento a su secretario insular, David de la Hoz, sino que mantiene al frente de la candidatura a quién es, hoy por hoy, su principal, si no único, baluarte que concentra en sí mismo, y sus alrededores más próximos, el liderazgo nacionalista en la isla. A veces, para hacer una afirmación rotunda, las máximas figuras de los partidos van al Cabildo, hay que dar un montón de explicaciones y yo no suelo rehuir ni de las afirmaciones rotundas ni de las explicaciones necesarias.

Por la representación en el Cabildo, por ocupar esos 23 sillones/ sillas se va a producir la mayor confrontación electoral insular. Parece normal si hablamos del gobierno insular y también si sabemos que es un voto donde pesan más los líderes que los partidos, y que no hay una correlación perfecta entre los votos en los distintos municipios al Ayuntamiento y al Cabildo ni a este y el Parlamento. Es, además, una elección directa, donde los electores al decidir la lista más votada, ponen al presidente, que sólo tiene que ser proclamado el día de la constitución del pleno y no elegido como alcaldes y presidentes del gobierno canario y español.

Desde Arrecife para el Cabildo

Si nos vamos al municipio con más electorales, Arrecife, que los partidos suelen reforzar en sus candidaturas al Ayuntamiento para apalancar el voto al Cabildo y al Parlamento, vemos como el voto de marca se mantiene mientras que varía el arrastre de los candidatos. Así, en las elecciones de 2011 en Arrecife, el PP sacó 4.394 votos al Ayuntamiento y fue la fuerza más votada con una campaña personalista de Cándido Reguera potenciada, además, por la marea azul que azotaba en aquellos momentos, mientras que al Cabildo y al Parlamento llegaron unos quinientos votos menos, pero con comportamiento tan similar, era la misma candidata, Astrid Pérez, que apenas varió en 42 votos con 3.857 sufragios al Cabildo y 3.895 al Parlamento. Un voto claro de marca en plena marea azul del PP llevó a este partido a la primera fuerza en Arrecife, por primera vez, y a la segunda, con seis consejeros, en el Cabildo, donde no había pasado de tres.

En la capital de la isla, el comportamiento de CC también mostró extraños, ya que quedó la lista encabezada por Manuel Fajardo Feo, en segundo lugar al Ayuntamiento, con 3.833 votos mientras que al Cabildo Pedro San Ginés se llevó casi mil más, 4.844, siendo el más votado e Inés Rojas es la más votada al Parlamento, superando a Pedro, incluso, en más de 400 votos, con 5.261, garantizando cuatro diputados. Aquí queda claro que pesó CC como alternativa al desgobierno de PSOE y PIL que fueron los grandes castigados, con más premio para Pedro  e Inés que para Manuel Fajardo que fue , en parte, fagocitado, por la personalidad y gobierno del ya tristemente desaparecido Cándido Reguera.

En el caso del PSOE, en Arrecife fue mayor el castigo al Cabildo, donde repetía Manuela Armas que al Ayuntamiento, del que salió Enrique Pérez Parrilla para dar entrada a un desconocido José Montelongo, y al Parlamento, donde estaba Manuel Fajardo de cabeza y Carlos Espino de segundo. Mientras que en el Ayuntamiento se sacaron 3.042 votos, y se quedaron como tercera fuerza, al Cabildo se quedaron  con 2.797, cuatro consejeros y pasaron de primera a cuarta fuerza,  y al Parlamento 3.042, dejando los cuatro parlamentarios que tenían reducidos a 1, al propio Manuel Fajardo, que tendría como premio la Portavocía del grupo socialista. Este comportamiento nos enseña la influencia de los líderes locales en todas las listas y cómo la marca se resiente, incluso, cuando el candidato está quemado en su propio electorado afín.

Si analizamos el computo general de votos ahora, después de ver los de la capital de la isla donde se concentra casi la mitad de electores, veremos que las cosas no son exactamente una copia y que se suman las singularidades políticas municipales y sociales. Así, la diferencia en Coalición Canaria, entre Pedro San Ginés al Cabildo e Inés al Parlamento  crece a favor de esta,  en casi 1500 votos, con 13.418 votos para el primero y 14.901 para la segunda, aunque los dos fueron los más votados con diferencia a sus respectivas. El PP refleja de una manera tan evidente una igualdad tan clara que habla mucho de la buena identificación que tiene el electorado popular de Astrid Pérez, que para algo es la presidenta, y que apenas varió en diez votos los recibidos por ella misma al Cabildo de los recibidos también por ella al Parlamento, con 9.582  y 9.592 votos.

Manuel y Manuela, fuera

En el caso del PSOE el desfonde es general y global, tanto al Cabildo como al Parlamento, quedándose en el Cabildo que aspiraba a presidir Manuela Armas con apenas 6.726 votos y la lista al Parlamento de Canarias con 7.386, menos de la mitad que la de Inés Rojas, por poner un ejemplo. Un castigo que fue fruto de la marea azul y del hartazgo de los lanzaroteños con la política desarrollada por el PSOE y el PIL, más las actuaciones judiciales contra la corrupción. La suma de causas externas e internas que dejaron al PSOE fondeado en el peor resultado de su historia mientras que la que era presidente del Cabildo en plena debacle y candidata responsable del batacazo era elevada a Viceconsejera del Gobierno de Canarias y el cabeza de lista al parlamento, que ya era parlamentario, y redujo de cuatro a uno los diputados por Lanzarote fue nombrado portavoz del grupo parlamentario. La crítica de estos nombramientos gana credibilidad cuando observamos que los premiados con tan elevados cargos por semejante desastre hoy no están ni en lista electoral, y  ni aparecen, ni se les espera, en mítines con más protagonismo que el de simples afiliados, si acaso se atreven a ir a alguno más que aquellos en los que vienen visitantes de fuera de la isla.

En el caso del PIL, vemos que apenas sacó 400 votos más al Parlamento que al Cabildo, a pesar de ir unidos al Parlamento con Nueva Canarias y ser el mismo candidato, Fabián Martín, a los dos sitios. Con 5.840 votos al Parlamento, en compañía,  y 5459 al Cabildo, solo, el PIL demuestra que su alianza era meramente estratégica para superar el 6% regional con los votos de Nueva Canarias fuera de la isla pero que ellos tenían apoyo suficiente para un diputado como mínimo, que le birla el injusto sistema electoral que castiga a las islas menos pobladas frente a las más pobladas con la obligación de sacar un 30% insular, ser la más votada, o un 6% regional mientras en las dos islas más pobladas el 6% regional está por debajo de ese 30 % insular. Un claro abuso no sólo contra el PIL sino contra la igualdad y la representación de los sentires de los ciudadanos de este archipiélago.

Efectivamente, esos datos correspondes al pasado. Reciente, pero pasado. Pero son necesarios tenerlos en cuenta para analizar la situación actual del Cabildo y las expectativas de los candidatos, por mucho partido emergente y leche machanga que haya. Pero sí es verdad que, después de tanto rodeo, se hace necesario un descansito y ya volvemos más tarde con otro artículo para completar el análisis electoral de este Cabildo donde 11 candidaturas encabezadas por 10 hombres y una mujer, con edades comprendidas entre los treinta y pico y sesenta y menos pico, de distinta formación y condición, luchan por el mismo objetivo de sentarse con el mayor número de partidarios en los sillones preferenciales de sala de plenos del Cabildo.

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