DESPUÉS DE 20 AÑOS SIN APARECER POR SU TRABAJO, LE REQUIEREN Y PRESENTA LA BAJA

Kafka se hubiese entretenido muy a gusto en Lanzarote. Seguro que Larra también.

Seguro que en muy pocas partes del mundo, un funcionario público se levanta por las mañanas, coge su coche y en lugar de ir a la administración pública en la que trabaja  (más bien, cobra) se desvía por la LZ1 para trabajar en una entidad privada. Así, un día, dos días, un año, dos años, diez años, veinte años. Como se sabe, no  cabe la comisión de servicio entre una administración pública y una entidad privada. Esa figura, como además parece muy lógico, solo cabe entre administraciones del estado. Tampoco cabe ningún tipo de convenio para que un funcionario durante décadas preste sus servicios en una empresa privada  y se mantenga sin aparecer por su puesto de trabajo. Lo raro es que eso se dé y nadie diga nada. Y todavía es más raro lo que pasa cuando alguien se da cuenta de que ese trabajador lleva más de veinte años cobrando pero sin aparecer por el Cabildo. Se le manda requerimiento a la empresa beneficiaria y al trabajador ausente y ¿cuál es la respuesta? La empresa no dice ni pío y el trabajador tampoco explica nada pero va y presenta la baja. O sea, que, al parecer, se puso enfermo nada más leer el requerimiento de la administración pública de la que cobra. Aunque es comprensible la descomposición que puede producir  que se den cuenta que lleva uno sin aparecer por su trabajo, sin justificación ni autorización alguna, más de veinte años, no me digan que no es kafkiana la situación. Y la empresa privada, callada. ¡Vamos a ver qué hace la pública!