¿CUÁNTO TARDARÁ EL CABILDO EN DARSE CUENTA DE QUE EL ERTE DE LOS CACT NO ES UNA MERA OPCIÓN?

La cuestión no es tanto si es el Cabildo acabará por tramitar o no un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).

Que lo acabará haciendo, porque es la única alternativa racional que cabe en una empresa, da igual que pública que privada, que no sólo reduce a cero sus ingresos sino también su actividad productiva, en estas circunstancias actuales. Si los políticos se echan en cara, en condiciones normales, el perder una subvención a la que tienen derecho, el ERTE es la única “subvención” que libera a los CACT de la carga salarial de sus empleados, sin alterar los ingresos de estos, que estarían en su casa con el 100% de sus sueldos, apenas con que la entidad pública compense la diferencia.

Está claro que esta decisión va a corresponder a la propia presidenta del Cabildo y del consejo de administración de los CACT, Dolores Corujo, que, a pesar de las dudas iniciales, ha sabido actuar con seriedad y responsabilidad en este periodo de máxima estrechez social, económica y sanitaria. No lo puede dejar en manos del consejero delegado y gerente de los CACT, Benjamín Perdomo, que, lejos de asimilar la situación de enorme dificultad que se avecina, sigue en la dinámica pasada de culpar a sus contrarios políticos de lo que pasa. ¿Cómo se puede decir que el máximo problema que tiene la empresa es la situación en la que la dejaron los anteriores gestores, si se encuentra con todas las actividades paradas, con una pandemia encima que hace imposible saber cuándo se puede reiniciarla y pagando los sueldos cómo si estuviera en máxima actividad, renunciando al salvavidas que lanza el gobierno del Estado (por cierto, una medida socialista) para todo el sector? ¡Sencillamente, inaudito!

 A Benjamín, alguien le debería decir que si quiere mantener una empresa a base de huevos debería poner una granja. Y si lo que quiere es demostrar que los tiene más grande que nadie, le recomendamos una grande de avestruces. Pero los CACT no son una granja. En realidad, los CACT se parecen más a la Fundación César Manrique, que ya pidió  su ERTE, que a un criadero de pollos o de gallos. La decisión es de Dolores, es la presidenta y la única que parece que es consciente de la situación. SuERTE, presidenta. Se lo acabarán agradeciendo hasta los trabajadores. La cosa no está para juegos, ni malabarismos, ni provocaciones.