“No hay suelo, no hay suelo”
A veces me despierto sobresaltado porque siento que me ahogo. Que la isla se encoge y se retuerce sobre sí misma para transformar sus llanos andares, de isla oriental de este archipiélago, en las formas montañosas que caracterizan las ínsulas orientales nuestras. Y la culpa la tienen los políticos. ¡Qué raro que los políticos tengan la culpa de algo! ¡Y también de esto, de mis agobios entre oníricos y reales! Pues sí, carajo, la tienen ellos. Y la tienen porque me acuesto cabreado de oírles decir que no hay suelo cada vez que se les pregunta por un colegio nuevo, por un centro de salud adecuado a las necesidades de los vecinos de cada población, o por un simple pabellón o un histórico palacio de congresos que lo es precisamente por no serlo. “No hay suelo, no hay suelo”, repiten los endemoniados beneficiarios del apoyo popular, como si en esa respuesta encontraran la mejor garantía de mantener nómina y prebendas varias.
- Escrito por MANUEL GARCÍA DÉNIZ