Canarias e inmigración
- Migdalia Machín Tavío, secretaria insular de Coalición Canaria Lanzarote
Hace años escuché un símil muy sencillo sobre la relación del Gobierno del Estado con Canarias: cada vez que en Madrid arranca una nueva legislatura, Canarias vuelve a la casilla de salida, como una partida de parchís. Es decir, volvemos una vez más a explicar nuestras singularidades, nuestros problemas de ser un territorio fragmentado en ocho islas y que la lejanía del territorio continental unido a nuestra insularidad definen a esta tierra.
Desde tiempo de la Corona de Castilla se reconoció las peculiaridades de este Archipiélago con una libre asignación de los recursos y se le concedió un régimen de franquicias fiscales y mercantiles para los habitantes de las islas. También, la exclusión de los monopolios comerciales para Canarias fue otro espaldarazo para nuestras condiciones de hechos diferenciales.
Nuestra norma institucional básica recoge en su artículo 166.2: El Régimen Económico y Fiscal (REF) de Canarias se basa en la libertad comercial de importación y exportación, en la no aplicación de monopolios, en las franquicias fiscales estatales sobre el consumo, y en una política fiscal diferenciada y con una imposición indirecta singular, que se deriva del reconocimiento de las Islas Canarias como región ultraperiférica (RUP) en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.
Lo que acabo de exponer forma parte del conjunto de aspectos que han sido y son fundamentales para el avance y que explica las cuestiones sui generis de Canarias.
El grave problema que estamos viviendo con la llegada de la inmigración irregular está mostrando la debilidad del Gobierno de Canarias frente al Gobierno del Estado. El último desprecio que nos hacen desde Madrid es la cancelación de la visita del ministro de Migraciones, José Luis Escrivá, en plena crisis migratoria y, con una situación que sobrepasa a la Administración canaria. Esta actitud del Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez muestra, una vez más, la poca empatía que tiene el Ejecutivo estatal con nuestra tierra, y eso que dos de los partidos que formar el cuatripartito del Gobierno de Canarias, forman parte también del Gobierno del Estado: PSOE y Podemos.
La actitud tomada por parte del Gobierno del Estado no es solo un signo de nula empatía con uno de los graves problemas que tenemos en Canarias, sino que la tibieza con la que el presidente de Canarias ha tomado este desaire solo pone de relieve la fragilidad con la que se está afrontando el problema.
Las instituciones deben mostrar entre ellas respeto, no sumisión, más aún cuando la situación es límite. No nos podemos conformar, tenemos revindicar y, si Madrid no escucha, pues tendremos que tocar otras puertas. Lo que es evidente es que solos no podremos buscar una solución ni a corto ni a largo plazo y, mientras tanto, la inmigración irregular seguirá llegando de la forma que lo está haciendo estos días.
Las personas que habitamos este Archipiélago debemos sentir que nuestro Gobierno nos defiende, que no solo estamos acatando órdenes y decisiones sin rechistar. Debemos sentir que alzamos la voz. Hay cuestiones como el tema migratorio, que no son de obediencia partidista, pero esto es algo que sucede mucho con los partidos estatales que se deben a unos agendas de sus organizaciones políticas sin entender que hay temas que simplemente necesita romper la disciplina de partido.
En Lanzarote sucede lo mismo, la presidenta del Cabildo tampoco levanta la voz. Se lo dije bien claro en una sesión plenaria: “Usted nos representa a todos y, ante todo defiende a los lanzaroteños”...
Pero, una vez más, las cuestiones partidistas silencian una problemática que palpamos todos los lanzaroteños que es sentir que nadie nos defiende frente al Gobierno del Estado. Mientras tanto, se sigue poniendo parches a la inmigración irregular y ubicando a las personas que llegan en unos lugares u otros.
El senador por la Comunidad Autónoma, Fernando Clavijo, preguntaba, hace apenas unos días, al Ministerio de Defensa, si tenía previsto ceder la instalaciones del acuartelamiento “Marqués de Herrera” en Arrecife y, la respuesta fue que “no hay previsto ningún plan que contemple la cesión de parte del espacio para su uso temporal como centro de acogida de inmigrantes”.
Lamentablemente, la situación es muy complicada y, lo peor que podemos tener es la sensación de que nuestros dirigentes no tengan un plan, sino que están actuando mediante improvisación. No hay que olvidar que Canarias y quienes aquí vivimos estamos por encima de todo, por encima incluso de cualquier cuestión partidista.