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“Gijón destino turístico” llega a Lanzarote

Ayer, la Sociedad Mixta de Turismo de Gijón presentó en Lanzarote su producto “Gijón destino turístico” invitando a la prensa local a una comida con menú asturiano. Y no fue ni casual ni un derroche que se apostara por invitar a una comida en lugar de hacer una presentación más audiovisual, que también tuvo cuatro minutos de proyección de las bondades de la ciudad asturiana. Y no lo es porque precisamente uno de los atractivos de Gijón, dentro del paquete turístico asturiano, es la gastronomía. Por ello, la presentación fue realizada por un periodista gastronómico, David Fernández Prada, y el protagonista de la sobremesa, el prestigioso chef asturiano José Luis Camacho, del Restaurante El Candil de Gijón.

Si crees en tu producto turístico, no le das vueltas y más vueltas, lo pones simplemente sobre la mesa. Tal cual es. Y eso fue lo que hizo la Sociedad Mixta de Turismo de Gijón. Después de un breve e interesante recorrido audiovisual por las bellezas y variadas ofertas de la ciudad norteña, puso sobre la mesa una exquisita degustación de quesos variados de la comarca y la hizo acompañar con la novedosa sidra brut de Trabanco. Todo un punto donde se mezcla lo novedoso con lo tradicional. Se entronca lo moderno y la innovación con la singularidad del lugar. Una imagen muy afortunada de lo que aspira ser la ciudad, con sus variadas ofertas gastronómicas que van desde su Gijón Gourmet, oferta de calidad a precios reducidos, a su desplegable goloso, donde te recorres Gijón visitando dulcerías, dicho en canario. No faltó su tradicional fabada asturiana y su compango ni, de postre, el arroz con leche. Todo buenísimo.

 Quienes hemos nacido en Lanzarote y tenemos la costumbre de pasar casi un mes al año en Gijón, en distintas visitas, sabemos que la ciudad bien vale conocerla. Y disfrutarla. Ayer, solamente eché de menos, para sentirme en Gijón, como tantas veces que he comido excelente gastronomía asturiana, salir a la calle y recorrerme, abrigadito, la calle Corrida, la zona del Puerto deportivo hasta la vieja lonja y subir a Cimadevilla para mirar al norte convencido de que estoy en el sur. Después, acabaría la tarde en la Plaza del Ayuntamiento, tomándome un vino, antes de acercarme al Globo a saborear unos oricios.  Gijón es una gran ciudad pequeña, cerca de 300.000 habitantes, con una playa inmensa, San Lorenzo, una oferta cultural envidiable y unos servicios públicos reseñables.

 Pero, sobre todo, son muy creativos. En pocos años han sabido avanzar sin perder sus esencias. En el mismo lugar que se va de sidras, han aparecido vinotecas de enorme calidad. Igualmente, compaginan la tradicional cocina del “cuanto más mejor” con la nueva cocina. Los Culomollao, que es el gentilicio coloquial de los nacidos en la ciudad de Gijón, han sabido hacer de la necesidad una virtud.  Lo han hecho muy bien. Y por eso, en Gijón hay puerto deportivo, centro de talasoterapia, acuario, botánico, centro cultural de vanguardia, numerosos museos y tantas otras cosas de las que he disfrutado y doy fe. Gijón bien se merece una visita y dos. Allí, con este frío, abrigaditos, rodeados de miles de árboles y montañas, un revuelto de oricios y algas, como el que sirvieron ayer en su presentación, te acerca a otro mundo. Tan distinto pero, a la vez, tan divino como el nuestro.

Foto: Joluca.

 

  

 

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