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Estimado señor “Erre más Erre que Erre”:

 

Debo reconocerle antes de nada que es usted todo un ejemplo de que lo viejo puede sonar a nuevo y de que los años, y la experiencia que conllevan, pueden hacer a uno más cabal. Le deseo también, antes de entrar en el meollo del asunto de esta misiva, que arregle cuanto antes ese desaguisado sobrevenido del Registro de Partido Políticos en el que dan por muerto al suyo por no cumplir con los requisitos contables. Es verdad que eso, tratándose del partido del vicepresidente y consejero de Hacienda, suena muy mal pero me preocupa mucho menos que el tema que me lleva a escribirle esta carta, a pesar de que el trato que hemos tenido a lo largo de estos muchos años, ha sido escaso, aunque siempre cordial.

Usted, don Román Rodríguez Rodríguez, ha conseguido una experiencia política extraordinaria a lo largo de su ya larga vida personal y pública. Su carrera, desde sus vivencias en aquellas células comunistas en tiempos universitarios laguneros, entre clases magistrales y prácticas hospitalarias, le dejaron más huella política que médica, a pesar de que puede acreditar mejor, con su título, lo segundo que lo primero. Desde aquel extremo y con los años, se acercó usted al centro y vivió cómodamente en la gestión sanitaria, en el SCS al final, desde su creación, hasta que explotó políticamente y alcanzó la Presidencia del Gobierno de Canarias. Con usted de presidente, todavía en Coalición Canaria, entramos a este siglo XXI con las mismas ilusiones y esperanzas que en el resto del mundo. El inaugurar el tercer milenio ayuda a encandilar las emociones y divierte a las neuronas.

Pero me voy a dejar de poesía para entrar en la prosa que nos ocupa, señor Román Rodríguez Rodríguez, señor Erre más Erre que Erre”. Y lo hago porque me ha sorprendido usted con sus últimas manifestaciones, con su discurso sobre el crecimiento poblacional de Canarias y los riesgos que ello conlleva para nuestra gente y la sostenibilidad. Comparto sus declaraciones y su estilo. No se limita a un canto al sol, a un argumentario partidista, sino que da datos y reclama soluciones.

Mientras los líderes de los partidos políticos canarios, da igual que sean de aquí exclusivos o franquicias de los metropolitanos, se pierden en la construcción de mensajes de marketing político para posicionarse ante la ya próxima cita electoral, usted ha sido capaz de colocar un tema central de nuestra realidad política, económica y social en el centro del debate. Y a eso no estamos acostumbrados en estas tierras, en las que usted lleva muchísimo tiempo enredado en lo público. No sólo ha sido presidente del Gobierno de Canarias, entre otros cargos, sino que va a cumplir 24 años de diputado en el Parlamento de Canarias y sigue erre que erre más erre. Y créame que sé que le ha valido la pena a usted, pero quiero que sepa que pienso que a Canarias también le ha servido lo que se ha gastado en usted durante estos años.

 La cuestión es que usted  nos pone ahora en el camino. Ha dicho alto y claro dónde estábamos hace diez años, dónde estamos ahora y dónde vamos a estar dentro de diez años si seguimos dejando que sea el mercado teorizado por Adam Smith quien marque la serie que explique nuestra realidad social y económica. Y no vale con decir que una ley de residencia sería tumbada por Europa dentro de la libertad de movimientos que impera en la misma. Lo que habría que entender es que no podemos dejar que tumben Canarias, quemar su territorio y su idiosincrasia hasta el punto de hacerla insostenible. Lo que es de risa es que nos bombardeen todos los días, y nos gastemos decenas de millones en sus campañas, con las tres erres de Reducir, Reciclar, Reutilizar, que tiene las mismas iniciales que usted, y no se ataque la principal causa de que se enquisten los problemas sociales y se favorezcan consumos de recursos de forma innecesaria.

Pero es que en sus largos años de gobierno y parlamentarismo nada se ha hecho en este tema. He dicho mil veces que me preocupa más de lo que me alegra que suban las contrataciones laborales en la Seguridad Social al mismo tiempo que se mantiene el paro estructural a niveles de países subdesarrollados. Pero es que ha sido así en los últimos cuarenta años. O sea, que no solo estamos hablando de parados distintos sino de impactos generacionales calcados, a pesar de que aumenta considerablemente el PIB canario. La creación ingente de riqueza no ha servido para transformar esa realidad. Y vivimos ya como un hecho normal que la demanda de un nuevo trabajador en Lanzarote provoque el desplazamiento a miles de kilómetros de un demandante de empleo europeo, americano o, en menor medida africano, pero no coloca al parado de larga duración que reside en Canarias.

En unos meses, se inaugurará en Lanzarote un nuevo macrohotel, necesitará cerca de mil trabajadores. Todo apunta a que vendrán de fuera, que serán personas jóvenes y de mediana edad, que traerán hijos y que demandarán servicios, que empeoraran porque no se atenderán de la misma forma. Una zona como Playa Blanca vive los efectos perniciosos de esa realidad todos los días. El alcalde de Yaiza, su amigo Oscar Noda se lo puede explicar bien. Si dejamos que esto fluya de la misma manera que lo ha hecho hasta ahora, se impondrá la serie que nos amenaza con una isla de Lanzarote con 192.792 residentes dentro de apenas 11 años, de los que 73.260 serán residentes extranjeros. ¡Un disparate!  

Estimado señor vicepresidente del gobierno de Canarias no deje que ese discurso que ha recuperado usted caiga en saco roto. Lidere ese tema con la sobriedad que usted acostumbra pero sin abandonar la batalla. Sinceramente, creo que es la madre de todas las batallas, la que puede ayudar a ordenar estas islas desde todos los ámbitos. No se puede poner puertas al campo pero tampoco se puede incendiar el bosque. Quizás Canarias ya está demandando otro tipo de políticos, los que necesita para que la sostenibilidad deje de ser un cuento que cuentan unos parlamentarios a otros parlamentarios  y se convierta en el eje central de la política de todas las administraciones canarias. Y, en ese discurso, usted ha entrado por la puerta grande. Y no importa que lo haya hecho en su enésimo intento y casi ya como un dinosaurio si consigue fijar ese rumbo.

Sé que un veterano como  usted puede estar sacando este tema a la palestra para utilizarlo electoralmente en unos momentos de incertidumbre y zozobra mundial, pero prefiero que se hable de esto en la campaña a que se pierda el tiempo, y mucho dinero, buscando el embelesamiento de los canarios y canarias con promesas más mundanas.

Espero que usted me perdone el atrevimiento. Lo de la ingenuidad mía, a estas alturas, ya no tiene remedio. Pero he conseguido sobrellevarla como una enfermedad crónica controlada. Por favor, no me provoque un achaque.

 

P.D.: Algunos pensarán que me ha aflojado usted unos euros publicitarios para que le reconozca su mérito. Sepa usted que eso no es práctica habitual en esta pequeña pero decorosa casa. Aun así, no nos ofende nada que los medios locales de las islas menos pobladas sean incluidos en las campañas publicitarias del gobierno canario, que también es nuestro. Y por lo que sé eso tampoco está pasando. Pero todo se arreglará, porque todos necesitamos ser sostenibles, que es cosa distinta que mantenidos.   

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