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Hipoteca sin ladrillos

 

Y como a muchas familias, nos llegó la hora de mandar a nuestro hijo a estudiar fuera, porque quiso y porque su decisión coincide con nuestras modestas posibilidades. Toda la vida, desde muy peque, insistiendo en la necesidad de formarse en lo que sea de su gusto o vocación, pero no es fácil materializarlo, tengas o no capacidad de ahorro, sobre todo si la universidad o centro de formación profesional elegido está lejos del lugar de residencia, como es el caso de Canarias.

Odisea mayúscula encontrar apartamento en Madrid. No es un hecho puntual, me topé con varios padres y madres que se encontraron con este mismo lío monumental difícil de resolver, por la falta de vivienda, por las condiciones leoninas que quieren imponer algunos arrendadores, que piden dos, tres y más meses por adelantado, aparte de la fianza, por los intermediarios que quieren sacar máximo provecho a una demanda imperiosa y por los precios desorbitados, siempre por encima de mil euros mensuales más servicios. Sin hablar de los costes de matrícula y manutención, libros y ordenador, por citar lo básico, sea universidad pública o privada.

Aún teniendo el dinero y el apartamento localizado, te puedes llevar alguna que otra sorpresita. Le pasó a una conocida que ingresó el coste del arriendo por un apartamento en Tenerife y resultó siendo una estafa. Ni apartamento ni dinero y la estudiante en el aire a las primeras de cambio.

En mi caso, nuestra familia, después de buscar y buscar, podemos decir que tuvimos suerte y que encontramos un casero que tuvo una referencia directa nuestra y nosotros una referencia directa de él que permitió cerrar el contrato in extremis con máximo nivel de confianza.

Mis padres me decían que la mejor inversión es la educación, y cada día estoy más convencido de ello. Si a veces es complicado encontrar trabajo presentando un currículo con estudios, sin formación y sin dominio de idiomas, es casi una utopía entrar al mercado laboral.

Me alegra que familias cercanas piensen igual, que vean en el estudio una inversión productiva y no un gasto esnobista de pura imitación. La inversión en el estudio es una apuesta dirigida al conocimiento que te permite, además de producir y ganarte la vida, discernir, pensar, criticar, opinar, ser libre, esa libertad que tanto reclamamos que se estropea en la ignorancia. No es una hipoteca para comprar ladrillos, es una inversión para ayudar al crecimiento personal y social, que no es poco.

Es un sacrificio que vale la pena si los jóvenes saben lo que está en juego y lo que se están jugando. También hay quien va a la U a calentar silla, ver el móvil o simplemente a complacer a sus padres o a regatear el qué dirán, mal asunto. Cada  persona tiene una responsabilidad individual y tendrá que responder por ella, ya después habrá poco margen para reconducir, y tal como están las cosas, cada vez menos. Estudiantes, al lío, a estudiar, es el camino. Demuestren que el sacrificio de las familias vale la pena, y mucho.

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