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Cuesta 2023

 Por estos días recibimos montones de vídeos, gif animados, diseños y textos en cadena felicitando el nuevo año, también mensajes personales que seguro que valoramos más de nuestra gente más querida, pero en cualquier caso ojalá se cumpla esa catarata de  buenos deseos, o una buena parte de ellos, porque la habitual cuesta de enero tendrá recorrido todo 2023.

Tenemos por delante una ascensión cotidiana parecida a las míticas etapas ciclistas del Tourmalet en Francia o Lagos de Covadonga en España, pero si en el deporte de pedal la dureza de la montaña no solo la determina su desnivel, ya que también entran en juego la meteorología, las condiciones del asfalto o el ataque o ritmo impuesto por los rivales más fuertes, en nuestra particular competición de 365 días el control no lo tenemos al cien por cien.

Las decisiones que se toman en un punto del planeta, la hecatombe económica en cualquier lugar del mundo o una emergencia sanitaria como el covid derivan en crisis globales. En el retrovisor tenemos la crisis desatada en Estados Unidos a partir de 2007 que nos machacó a todos con comportamientos nefastos en los mercados financieros e inmobiliarios.

Otros ejemplos recientes, la pandemia, que sigue agitando coletazos, o la guerra de Ucrania, que, además de la crisis humanitaria, disparó la factura de la energía y el coste de los artículos de primera necesidad. Son apenas dos de los retos que nos plantea la cuesta 2023.

Preocupación por el nuevo brote de covid en China que ya ha empujado a varios países a exigir test a los viajeros que llegan del gigante asiático. Europa esta inquieta, países miembros de la Unión piden coordinación para enfrentar lo que parece una nueva ola y la Organización Mundial de la Salud (OMS) reclama a China mayor información real sobre ciudadanos vacunados, ingresos hospitalarios, pacientes en cuidados intensivos e incluso estadísticas de fallecimientos.

La inflación es otra pandemia que nos tiene en vilo. No sabemos si por fin se mantendrá la tendencia a moderarse, pero de lo que estamos seguros es que los precios no volverán a ser iguales o parecidos a los que teníamos antes de la guerra de Ucrania. Cinco litros de aceite de oliva podían costar, dependiendo de la marca, entre 17 y 20 euros, mientras que hoy pagamos 30 y más, y suma y sigue.

En mayo de 2023 tenemos en España elecciones municipales y autonómicas. Canarias tiene varios retos, entre ellos, mejorar los índices de calidad educativa, que no es poco considerando que la educación, como la cultura, es un factor determinante en el desarrollo de cualquier sociedad, y mejorar los servicios de atención sanitaria conservando la cobertura universal, que igualmente no es un asunto menor.

Seguimos teniendo listas de espera insoportables en especialidades como dermatología. Soy víctima de esta lista en particular, pero así como critico las carencias del sistema sanitario, alabo su cobertura, capacidad profesional y naturaleza pública. 

Y si los retos son de enjundia, nuestros máximos dirigentes, cualquiera que sea la administración, tienen que ser capaces, formados y honrados. Por hablar de Canarias, ni en el Gobierno Autónomo, ni en los cabildos insulares, ni en los ayuntamientos, podemos permitirnos elegir gente ignorante. Los (as) invito a pedalear con ilusión por mucho que la cuesta sea dura.

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