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Las candidaturas del olvido (y la del mal recuerdo)

Aspirantes al Senado (y II) Nos esperan batallas electorales reñidas (XXXIV)

El pasado martes, aquí mismo les escribía sobre las tres candidaturas al Senado que optan a repartirse lo que sería el podio de cualquier prueba atlética. Aunque en este caso, solo el oro es de verdad. La plata y el bronce son meros premios de consolación, reservados para discusiones de barra de bar y para aparecer antes en las búsquedas de los resultados electorales. Al Senado por Lanzarote llega el que gana, el que saca un voto más. El resto es una mera lista de perdedores construida de menor a mayor.

Y por eso me hizo un poco de gracia que Manuel Fajardo Palarea, con el que compartí muy buenos ratos e interesantes debates en su fase política inicial, al que le debo, además, agradecimiento por quitarme de encima una pegajosa cruz también al principio de siglo, me reprochara, con tanta educación como persistencia, que Dimas no le sacó casi el doble en las elecciones del año 2000. Y tiene razón, aunque menos de la que él recuerda.

En aquellas elecciones se dio la curiosidad de que Cándido Armas, que había sido senador por el PIL, primero al sustituir a Dimas cuando lo inhabilitaron en 1993 y después elegido en 1996 con el apoyo de Dimas Martín en el PIL, se presentaba con CC. El voto tradicional del PIL, centro derecha populista, amenazaba con resquebrajarse y así había una opción para que la fuerte base electoral socialista, sin aumentar en votos, quedara primera. Y esa posibilidad se le deba a uno de los abogados más prestigiosos de Lanzarote, joven (cumplía cuarenta años apenas en plena campaña electoral), llamado Francisco Manuel Fajardo Palarea. Pero no pudo ser, a pesar de que los líderes del PSOE del momento Miguel Ángel Leal y Juana Hernández,  y su “asesor” personal, mi buen amigo por aquellos tiempos Agustín Domingo Acosta,  se volcaron de lleno en la campaña.

Y tiene razón mi estimado Fajardo cuando dice que Dimas no le sacó casi el doble de votos. Solo le sacó una diferencia de 5.224 votos, a pesar de la división del voto insularista populista de Lanzarote. Dimas Martín sacó 13.498 al Senado en el año 2000 y Manuel Fajardo se quedó en 8274 votos. Se quedó, eso sí, más cerca de que lo superara también Cándido Armas, que sacó 6.476 votos, 1998 menos que Manuel, que de superar al “enfant terrible” de la política insular. Aunque quien realmente ganó estas elecciones fue Juan Pedro Hernández Rodríguez, que ya era alcalde de Teguise, al convertirse en senador, con récord de inactividad, por cierto, al volverse a inhabilitar a Dimas Martín. El “pobre” de Juan Pedro fue uno de los damnificados políticos del tren del terror que hizo explotar Madrid el 11-M, que provocó que el PSOE ganara las elecciones de forma tan inesperada como la pérdida del Senado por parte del PIL, a manos de un desconocido Marcos Hernández (PSOE), cuando todo el mundo daba por hecho la victoria del PIL por quinta vez consecutiva. Ya nunca más volvió a ganar ni el PIL ni nadie que no fuera candidato de un partido nacional, ya fuera el PSOE, el PP o Podemos en el 2015. Así que dicho queda que Dimas no superó a Manuel por casi la mitad, apenas fueron 5224 votos, que viene a ser algo más de un tercio. Bonita etapa aquella, de la que guardo un buen recuerdo, y recuerdo bien, del que hoy es senador.

Les decía ayer (en realidad, antier) que eran siete candidaturas las que pujaban por el escaño del Senado que toca a Lanzarote, a sabiendas de que en realidad están registradas y publicadas en el BOE nueve. Pero es que me cuesta escribirles de la candidatura del Partido Animalista Con el Medio Ambiente (PACMA) con Ainhoa del Carmen Arroyo Herrera y de Juan Samper por Ahora Canarias-Partido Comunista del Pueblo Canario, cuando por saber no sé cómo localizarles en Lanzarote ni si realmente están y son de esta isla. Algo por el estilo me pasa con Recortes Cero con Josep Rafael Sellés I Jover como candidato. Para no perder el símil ya usado, entonces estos serían en una liga los que están metidos en el descenso desde el minuto uno y hasta el juicio final, o la votación popular, que para estos casos es lo mismo.

Entonces ya sabemos quiénes son, bajo mi modesta y ya experimentada opinión (son muchos años ya de darle a la tecla y de elecciones), los que se repartirán las medallas y los que juegan solo a descender sin hacer mucho ruido. Ya solo nos quedan los tres de la media tabla. Que vienen a ser unos señores que no quieren ser CC (Nueva Canarias), otros que no quieren ser PSOE (Sumar) y otros pocos que no quieren ser PP (Vox). Son algo así como el equipo B de los tres primeros, que tuvieron que retorcer mucho más sus señas de identidad para encontrar diferencias donde antes, y no tan antes, solo encontraban coincidencias. Quizás Nueva Canarias sea la más reacia a revolcarse junto a la “marca amiga” por cuotas de poder, y aun así estuvieron hasta última hora rebuscándose en los bolsillos para ir juntos a estas elecciones generales, como ya hicieron en las pasadas. Eso sí, por el bien de Canarias, no vayan ustedes a pensar mal. En el caso de Vox y de Sumar, todos sabemos que acabaran unos a la derecha del PP y otros a la izquierda del PSOE en la primera mesa que se convoque para cerrar gobiernos y repartos de poder.

En Lanzarote, el que más opciones tiene de convertirse el cuarto en votos es Vox, que ha entrado con fuerza en las locales, que tiene concejales y consejeros por primera vez, aunque verán lastradas sus aspiraciones por el interés de la derecha de garantizar un gobierno de Feijóo sin ataduras. Ese será un hándicap. Su candidata por Lanzarote al Senado, que salió elegida concejala en Tías, a pesar de que fue cabeza de lista por que se cayó de la misma Nelson Pérez por no sé qué antecedentes, no será un impedimento para la subida de Vox. María Esther Tamargo Acebal, empresaria, está muy bien valorada en su partido y en su entorno laboral. La acompañan de suplentes Jorge Enrique Barrios Rodríguez y Mónica Casanueva Trasierra, de los que no tengo ni idea de su existencia, ni para bien ni para mal. En cambio, de Nueva Canarias conozco más y mejor al suplente, el dicharachero Servando Pérez Dorta, de tan larga historia nacionalista como orfandad de cargos públicos, que a la candidata al Senado Carmen Belén Machín Guillén.

La que sí le ha cogido gustillo a eso de presentarse a elecciones es la arqueóloga Nona Perera. Después de toda una vida enterregada en esas excavaciones buscando restos de los aborígenes y culturas anteriores, se ha metido de lleno en esto de la guerra de tronos que vienen a ser las elecciones. La mujer se presentó al Cabildo en 2019, salió elegida y saltó como un volador, al rato, para el Gobierno de Canarias, con cargo relacionado con el patrimonio, lo suyo. Antes había ganado las elecciones internas para liderar Podemos en la isla. Y después, ya este año, hizo hasta un doblete para ser alcaldesa de Arrecife y parlamentaria, pero se quedó más enterrada que la tumba de los faraones egipcios. Sin cargo, con la izquierda más dividida que nunca y con Vox instalado en las instituciones locales, se ha apuntado a Sumar. Ya era hora. Aunque me da que la izquierda en Lanzarote está tan caliente y fastidiada por los resultados de las locales, por anteponer egos a ideología común, que no ayudará para votar a Yolanda Díaz ver a Nona en el sobre de al lado. Se podría dar el caso que sacaran más votos en la isla al Congreso de los Diputados que al Senado, lo que sonaría a castigo histórico para la querida y brillante arqueóloga lanzaroteña, tantos años funcionaria experta en Patrimonio en el Cabildo.

Son nueve candidaturas en total. Tres conocidas, tres desconocidas y tres entre Pinto y Valdemoro. Están las que siempre acabamos olvidando y también la que siempre vinculamos con aquel mal recuerdo de Guerra Civil, dictadura y España en blanco y negro. La gran diferencia, en cambio, es que aquí, lo que quiera que salga, lo hemos podido votar. Así que las comparaciones se utilizan mucho pero, en la mayoría de las ocasiones, son valoraciones de parte que solo buscan debilitar al contrario con lo que sea. Eso se llama campaña electoral y ya empieza mañana. Así que toca oír y votar.

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