PUBLICIDAD

Adiós eterno desde el Rancho Texas Park Lanzarote a nuestro entrañable y amado Buffalo Bill

Carlos Cabrera Parrilla, nuestro tan querido Buffalo Bill guanche de Lanzarote, se fue para siempre de esta vida terrenal hacia la infinidad del cosmos.

Pero aún en el susurro del viento se escucha su nombre y su alma, como sombras que danzan en la luz del ocaso.

Partió como el alba que asombra al día, dejando en los corazones de todos los que amaba un profundo abrazo.

Su risa era una melodía, suave y clara, como el canto del río que nunca se apaga, y en cada recuerdo, su esencia repara las grietas del tiempo que el dolor despliega.

Las estrellas lo buscarán en noches calladas, pues el cielo lo abraza con su manto estelar. Y aunque ya no camine por sendas doradas terrenales, su espíritu todavía vive en el aire, el mar, el día y las noches iluminadas del Rancho Texas Park, donde su presencia la echaremos infinitamente de menos.

Se fue para siempre, pero no se ha ido, pues en cada latido, en cada suspiro, habita en los sueños, en el amor querido, en la luz que nos guía y en el fuego divino.

Así, en el silencio, su espíritu resplandece como un faro eterno que nunca se apaga. Y aunque la distancia aderece su cuerpo, su esencia perdura y su amor nos embriaga.

Por siempre en el alma, en el eco del canto, en el abrazo tierno de un recuerdo amado, se fue, pero entre nosotros deseamos que su luz y su espíritu sean recibidos en lo más alto, acompañando en el cielo a las estrellas más brillantes que componen el firmamento cósmico y sagrado.

Amén. Que así sea.

Escribir un comentario

Código de seguridad
Refescar