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El exterminio sobre la población de Gaza

 

Donald Trump ha presentado un plan que no es de paz sino de más muerte, demostrando una vez más su complicidad con el genocidio, si fuera realmente un proyecto de paz no presentaría este plan neocolonial, sin ninguna participación de los actores políticos de Gaza, ni de ningún organismo multilateral, usurpando el papel que le corresponde al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Netanyahu sobre quien pesa orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra y de lesa humanidad aplaude porque sabe que el señuelo es una trampa para todo un pueblo.

La sociedad civil asiste atónita al truco de la chistera, por donde asoma una paloma en realidad hay un cadáver.

Es un plan que no busca la paz ni la justicia, sino instaurar un protectorado bajo control de los ocupantes.

Netanyahu reiteró que, aunque respalda el esquema de alto el fuego, las fuerzas israelíes seguirán operando en “la mayor parte” de Gaza, por tanto más que un plan de autodeterminación de Palestina, lo que se perfila es una ocupación legitimada con sello estadounidense.

La iniciativa que Trump vende como paz no facilita el desarrollo de un verdadero Estado palestino, parece más bien una fórmula para consolidar el control militar y político de Gaza bajo el amparo de un acuerdo internacional. Lo que Trump propone no es una solución a la crisis humanitaria en Gaza, es la culminación de un proceso de desposesión y desplazamiento que lleva décadas en marcha. Lo que se pretende no es reconstruir el territorio para la población palestina, sino reconstruirlo sin ella.

Israel con el apoyo de las potencias occidentales han convertido la Franja de Gaza en un territorio que ha terminado siendo convertido en un campo de exterminio para su ocupación y conquista, tras la voluntad y perpetración continuada de la eliminación de sus pobladores y la posterior expulsión de los que sean sobrevivientes de este genocidio.

El único plan viable hoy en día es un alto al fuego y la salida inmediata del ejército israelí. El único plan es el que se reconozca todos sus derechos al pueblo palestino, el que asegure que no habrá más genocidio, ni más apartheid, ni más cárcel, ni más exilio, ni más demoliciones de casas, ni más muertes de inocentes diarias. El que devuelva la tierra y sus casas arrebatadas tras tantos años de ocupación. El que ponga punto y final a tanto sufrimiento. No es un asunto de religiones, es una cuestión de vida, de humanidad, de libertad, de respeto.

Solo la presión decidida y total a nivel internacional detendrá la maquinaria de muerte colonialista y genocida del Gobierno israelí. Solo la solidaridad de los pueblos, el cariño de la gente, la rabia contra las injusticias y el compromiso internacionalista detendrá este genocidio. Solo el boicot generalizado al Estado de Israel conseguirá cambiar la dinámica de los acontecimientos, como ocurrió en Sudáfrica.

En estas circunstancias tan terribles hay que seguir luchando. La indiferencia ante esta grave situación solo contribuirá a la perpetuación de la injusticia. Está en juego es el destino de la humanidad, porque es intolerable permitir que se asesine impunemente a todo un pueblo mientras los gobiernos permanecen de brazos cruzados, el plan de Trump no es de paz sino de exterminio, el de todo un pueblo.

Los ciudadanos tenemos claro no vamos a cejar en nuestra lucha solidaria en apoyo al pueblo palestino. Porque la humanidad tiene que vencer.

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