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El mayor favor que Oswaldo podría hacerle al PSOE

 

El presidente del Cabildo, Oswaldo Betancort, soñó con liderar la isla y convertirse en un verdadero líder insular. Quería que el Cabildo fuera el motor de la isla sumando sinergias con los ayuntamientos y asociaciones de todo pelaje y condición. Pero lejos de eso, casi dos años y medio después de tomar posesión, tiene enfrente a la mayoría de los alcaldes. Y no están todos porque los dos que son de su mismo partido y el que preside Arrecife prefieren murmurar por lo bajini que torpedear en la línea de flotación a quien debería de ser su principal valedor.

En los tiempos en los que Pedro San Ginés fue presidente del Cabildo, ahora secretario insular de CC, intentó siempre tener a los alcaldes bajo su paraguas, fueran o no de su partido, para evitar controversias innecesarias. Hasta con quien años más tarde le tumbó de la Presidencia, la alcaldesa de San Bartolomé, intentó tener sus arreglitos para evitar más crispaciones de las necesarias. Mantener a los alcaldes en pie de guerra no es buen negocio, menos a todos juntos y a la vez. Los alcaldes tienen su predicamento entre los suyos, vecinos que demandan obras y servicios a diario. Y esa sensación de que no llegan recursos porque se pierden por incompetencia o negligencia o se gastan en viajes, fiestas y monsergas no gusta nada.

 Además, el haberles quitado los típicos Fondos de Cooperación  y haber perdido los fondos europeos de la Estrategia de Desarrollo Integrado Local (EDIL), porque los gestionaron mal, pone al presidente frente a los alcaldes con el tema que más les duele a los ediles: perder recursos para hacer obras que venden ellos en sus campañas electorales. Los alcaldes suelen ponerse remolones cuando su partido les llama a la “guerra santa” por cuestiones ideológicas. Entre el canto del partido o el sonido de los cuartos, suelen responder mejor ante este último. No en vano, el futuro de su carrera se juega más entre sus vecinos que entre sus compañeros de partido. Y lo saben. Por eso sorprende que Oswaldo Betancort, que fue alcalde durante 12 años, haya olvidado esa premisa básica. Y la Ejecutiva del PSOE se lo agradece un montón. La dirección del PSOE llevaba un montón de tiempo intentando que sus alcaldes se comprometieran en guerrear de forma unida contra el “invasor” del Cabildo. Y no había forma. Cada uno enseña los dientes cuando le tocan algo suyo. Pero, conseguido el hueso en forma de premio cabildicio, volvían a echarse a la bartola. Pero Oswaldo, obnubilado entre tanto viaje y tanto despilfarro, lo mismo permite que confundan semillas tóxicas de ricino con judías que pierde inversiones millonarias o se pone en el Parlamento a defender al Gobierno de Canarias en contra de inversiones en Lanzarote tan sensibles como un centro de salud en Playa Honda. Y eso ha puesto a los alcaldes en su contra. Están todos. Todos son conscientes de que la política de pandereta, tapa con subvenciones y viajes en nada les beneficia a ellos. Y se va pasando el tiempo del mandato y no vislumbran obras y servicios que inaugurar de aquí a las elecciones de 2027.

Las encuestas últimas certifican que lejos de haberse disparado en intención de voto, Oswaldo y su gente siguen teniendo al PSOE pegado a su costado. Todos esos millones de euros de dinero público que ha regalado entre propios y extraños poca incidencia parece que están teniendo en el electorado. Y, ahora, tiene a los alcaldes echándoles en cara no solo su sectarismo sino también su incompetencia para gestionar los fondos propios, que tira sin disimulo, y los europeos, que pierde sin recato. No cabe duda que esta estrategia de ningunear a los alcaldes puede tener consecuencias nefastas para el presidente, que se muestra menos líder y más errado que nunca.

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