Sebastián Brito, Pollo de La Florida
- Manuel García Déniz. Transcripción: Carolina García
El paisano Rafael Rodríguez Mota contaba que Blas Cañada era un luchador tremendo con una fortaleza envidiable. También decía que Sebastián Brito era el hombre fuerte de los cuarenta, que ejecutaba las luchas con espectacularidad.
¿Qué puede salir del encuentro entre una hija de Blas y el propio Sebastián? Parece obvio que van a nacer luchadores fuertes. Pero no se quedó en eso: tuvieron a una máquina de hacer luchas, como se define el mismo. Sebastián Brito (hijo) nació para luchar; por herencia y por coraje. Tenía esa voluntad rompedora que necesita algo más que herencia, eso no lo trajo al mundo cuando llegó en el año 1944. A él le gustaba luchar y se iba a El Reducto con apenas 12 años y empataba los entrenamientos de los chiquillos de su edad con los de los hombres. Y allí pegaba él con todos ellos, animoso como era, y ya tiraba unos cuantos. Tenía como locos a Felipe y a Juan Barrera para que le dejaran participar en las luchadas de los hombres, pero aquellos se resistían porque se podía lesionar. Pero él les convenció y en 1958, con catorce años y ciento dos quilos de peso, saltaba ya a la arena. Hizo buenas luchas desde temprano y tiró hasta al propio Heraclio que ya estaba de vuelta de su etapa grande.
El chico no quería quedarse en esta Isla donde todavía ni tan siquiera se contaba con una Delegación de lucha y embarcó en el año 62 para Tenerife donde hizo un par de buenas luchadas en el Santa Cruz C.L. Siguió rumbo para La Palma y fichó en el Aridane el día veintitrés de junio de 1962. Allí estuvo, con el temido Pala, hasta mediados del siguiente año. Hizo buenas luchadas. Allí derribó al Pollo de Haría y el gran Barbuzano cayó una de las tres veces que pegaron ante el Pollo de la Florida. Otra, se separaron y en la tercera ocasión que se encontraron en una luchada salió victorioso el herreño. "Barbuzano se me daba bien ya que según levantaba se abría de patas y se presentaba de pecho y yo como levantaba con semirrevoleada le entraba bien", dice Chano para explicar su igualdad con el gran campeón.
Se volvió a Lanzarote, estuvo unos seis meses en Mauritania, sin luchar, y cogió en el sesenta y cinco el período floreciente de la lucha lanzaroteña. Luchó en el Arrecife y en el Santa Coloma y en 1968 se va a luchar al Unión Temporal de Aaiún y después se retira con apenas veinticuatro años. La burocracia pudo más que él y abandonó. Él dice que quemó la ropa de brega.
Extraído del libro "Lanzarote, en el terrero" editado en 1995 del que es autor Manuel García Déniz.