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Antonio Bermúdez, “Pollo de la Amistad”

Antonio Bermúdez Jorge consiguió labrarse un nombre en los terreros con su pundonor y reconocida fortaleza.

Alto, con un cuerpo entre refinado atleta y un puro heredero de las magnitudes físicas de los guanches, fortísimo y con gran disciplina para el deporte vernáculo, se convirtió en una de las cabezas visibles de aquel recordado Unión Luchas Lanzarote que recogió en su seno a lo más granado de este deporte en la Isla en los años setenta. Con Salo Brito, Domingo Pérez, Juan Fajardo, Pérez V, Pérez IV, José Betancort, Francisco González, Feluco Paz, Gonzalillo, José Valiente, Cipriano Díaz, Bernardo Montelongo, Chano Lemes, Pepe Bermúdez, Juan Bermúdez, Román Bertancort, en el U. L. Lanzarote que tuviera a José Martín Zerpa Camurria como uno de sus principales creadores, destacó en la lucha regional, en las confrontaciones que se llevaban a cabo en las competiciones regionales. Antonio Bermúdez fue un puntal que destacó también en Gran Canaria y, por eso, lo ficha el Castro Morales como máxima figura en el año 74. Dio en tierra con luchadores de la talla de Barbuzano, al que derribo en la Plaza de Toros de Tenerife, después de ir empatados a lucha. Ante él, cayeron Paco Loreto, Emilín I, Felipe González El Superdotado, Quintana y otros muchos luchadores.

 Empezó a luchar en su Güime natal, en el que también militaron Manuel Bermúdez, Antonio Martín, Domingo Pérez, José Betancort, Víctor Bermúdez, Parrilla y otros. Luchó también en el Puerto del Rosario, Arrecife y no pudo participar en las ligas insulares de los setenta porque se consideraba que era de una categoría superior. Estuvo vinculado al Arrecife como directivo y fue vocal de la primera Junta de Gobierno de la Federación de Lucha Canaria, que se emancipó de la Federación Española de Luchas en el año 1984, y en la que Plácido Mejías fue presidente en un proceso electoral en él también era candidato Juan Henríquez.

 Antonio Bermúdez Jorge, que nació el día veintiuno de noviembre de 1949, murió víctima de una larga y penosa enfermedad el trece de enero de 1988, cuando apenas tenía treinta y nueve años. Su muerte fue muy llorada en los ambientes luchísticos. Su actuación dentro de los terreros, aun siendo excelente, no pudo nunca alcanzar la calidad humana que tuvo para con los luchadores y amigos. Antonio merece pasar a la historia por su entrega a la lucha como el Pollo de la Amistad.

Extraído del libro “Lanzarote, en el terrero”, editado en 1995 y del que es autor Manuel García Déniz.

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