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De piratas y malhechores

 Sin rodeos, nuestra firme condena al robo efectuado en el Castillo de Santa Bárbara, aquel que desde la cima del volcán de Guanapay observa hace siglos la Noble, Ilustre, Leal e Histórica Villa de Teguise, como dijera Agustín de la Hoz.

Nada de extraño tiene lo sucedido, a la vista de los antecedentes y la presencia, ayer y hoy, de piratas y malhechores, de amigos de lo ajeno, que aprovechan estas ocasiones para hacer de las suyas. Toda una tentación para esos con parche en el ojo, con cara de malo.

Pero dicho esto, lo que rodea a este desagradable episodio no tendría cabida en los cuentos ni leyendas de los Morato Arráez, Tabac Arráez y Soliman, por mucho que recurrieran al tradicional...

Érase un gobierno que no atendió los avisos de "piratas a la vista", después de anteriores actos vandálicos que afectaron a las instalaciones anexas al propio Castillo, como advertimos desde la orilla de la oposición.

Lástima su inacción, pues aún cuando sabemos que el hombre es el único ser que tropieza dos veces en la misma piedra, podrían haber adoptado alguna medida de precaución y vigilancia adicional para proteger el contenido que se custodia tras las murallas de la fortaleza teguiseña.

Érase una vez un Castillo abandonado a su suerte desde hace más de un año, cuando se paralizaron unas obras de rehabilitación a la espera de un mortero que llegaría en 24-48 horas ("ya viene de camino en el barco" nos dijeron), en respuesta inmediata a una comparecencia solicitada por el grupo socialista.

Lástima que el anuncio terminara con el barco alejándose y el mortero sin llegar a puerto.

Érase unas obras de rehabilitación que se dilatan en el tiempo, sin explicación convincente, pese a las notas, preguntas y comparecencias formuladas desde la preocupación de nuestro grupo político.

Cuestión, incluso menor, si lo comparamos con el año que llevan paralizadas, con el atentado contra el patrimonio histórico del municipio y de la isla; con la privación de un espacio museístico que se desconoce cuándo volverá a abrir sus puertas.

Ahora queda poner fin a este mal cuento, capturar a los piratas que andan sueltos - de inmediato, esperamos -, para evitar que repitan fechoría, y recuperar el botín.

Pero también, y es urgente, corresponde dar cumplida cuenta desde la atalaya del gobierno de Teguise de los pormenores y consecuencias que rodean el asalto al Castillo.

Tendrán una oportunidad en el pleno de este lunes, donde solicitada desde hace semanas por el grupo socialista una nueva comparecencia para abordar la reanudación de las obras de rehabilitación del Castillo, bien haría el alcalde en aprovechar y aclarar las cuestiones que todos se preguntan a la vista de las novedades: ¿cuál fue el botín?, ¿cuáles las pérdidas ocasionadas?, ¿cómo pudo asaltarse toda una fortaleza?, ¿a quién le correspondía las labores de vigilia?, ¿qué medidas de precaución se han adoptado desde lo sucedido?  

Por un par de tibias y una carabela igual no habría tal urgencia, por asaltar lo que es de todos y atentar contra el legado que alberga el museo de la piratería, desde luego, es lo que procede.

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