Clase magistral del pueblo indígena Zenú
- Alex Salebe Rodríguez
Por razones personales y profesionales tengo especial afecto y siento muy próxima la región de Sucre, a unas cuatro horas y media de coche de Barranquilla, en dirección sur. Estando en Colombia, es infaltable mi visita a su capital, Sincelejo, pueblos cercanos y extensión de playas del exótico Golfo de Morrosquillo, aguas del Mar Caribe. Estas vacaciones, no ha sido la excepción.
Volví a la zona rural del pueblo de San Antonio de Palmito aceptando la invitación a participar de la décima segunda edición del Festival de Bebidas Tradicionales del Pueblo Zenú, una de las comunidades indígenas más importantes del país asentada en los departamentos de Sucre y Córdoba, región rica en cultura, tradición, artesanía y narración oral.
Este festival, donde pudimos disfrutar de bebidas, entre ellas, rones ancestrales y platos típicos, es sobre todo un espacio de unidad para reafirmar la identidad de la cultura Zenú, la defensa de su territorio amenazada en el pasado reciente por la violencia y construir cambios y hermandad.
En el festival, estuvo muy presente el sombrero vueltiao, esa belleza artesanal convertido ya en símbolo nacional, productos del campo, que llaman pancoger, yuca, maíz, ñame, arroz y fríjol, cultivos tradicionales que históricamente han formado parte de su soberanía alimentaria, y la música autóctona de porro y cumbia bailada por niños y niñas que animaron este encuentro, donde además pudimos ver el ritual del pueblo Zenú de gratitud a la naturaleza y la vida.
De allí, a unos dos kilómetros, fuimos a casa de una de las ‘capitanas’ de la región a la reunión de celebración del cumpleaños del cacique territorial. En la organización Zenú, hay un cacique regional, caciques territoriales y capitanas y capitanes. Pues bien, esta fiesta de terraza terminó convirtiéndose en toda una master class de oratoria y sentipensar, nojoda, ¡que vaina linnnda!
Mujeres y hombres muy jóvenes, sin papeles por delante, fueron dedicando palabras al agasajado con un exquisito discurso que mezcló la expresión más personal sobre la figura de su líder, la admiración que le tienen y el trabajo de unión de esfuerzos que hace la comunidad para la resolución de problemas y relaciones con las administraciones públicas.
Esto último fue lo que más me impresionó, ya no solo por la forma como lo hicieron, sino por el contenido profundo lleno de reflexiones, reivindicaciones y autocrítica. Era para haberlo grabado y encerrar a politicuchos “civilizados” de mierda para que aprendan y sean verdaderamente conscientes de las estupideces que dicen, del vacío de ideas que ostentan y de su actuar egoísta.
Hablaron de educación, costumbres, cultura, trabajo, medioambiente, de autonomía sin perder el tren de la formación y la tecnología y de su objetivo innegociable de la defensa de la Madre Tierra y construcción de comunidad. Regresamos con la sensación de haber recibido un regalo, de haber asistido a una sesión intensa de escuela de liderazgo, para finalizar el día intercambiando opiniones de admiración por la convicción y organización de los zenúes.