
Una niña se acerca a sus padres llorando con lágrimas enormes. Cuando es capaz de pronunciar palabra más allá de gimoteos, les dice que está muy triste porque los piratas de la Isla del Tesoro se iban a morir todos de hambre. Sorprendidos, los padres le preguntaron que por qué iba a pasar semejante desastre. La niña, sin dejar de llorar, les dijo que si en la isla no había sino piratas, que no son sino ladrones, asesinos y fanfarrones, quién les iba a dar de comer. Daba por hecho que todos estarían en una cárcel, encerrados, como les corresponde, teóricamente, en nuestras sociedades. No se le pasaba por su cabecita, adiestrada en los buenos valores, que la isla de los piratas era, en sí, una forma social organizada y libre donde todos eran piratas.