
Los policías de Tías tienen muchas razones para estar cabreados. La primera, y fundamental, es que tienen que hacer el trabajo que deberían desarrollar muchos funcionarios y lo están haciendo ellos sin que ni siquiera les quieran pagar las horas extras. Además se les quiere criminalizar a ellos porque los políticos de turno no cumplieran con su obligación y no llevaran a pleno y al Boletín un acuerdo alcanzado en la mesa de negociación y que el propio ayuntamiento, con la aquiescencia de estos políticos, ha venido ejecutando, sin novedad, ni variación a lo largo de todo el tiempo transcurrido desde la firma del mismo.