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A alguien cercano a CC se le ocurrió preguntarle a otro que había tenido cargo público por este partido dónde estaban los artistas de Lanzarote.

Hay  comportamientos que son difíciles de reconocer, si no fuera que aquí nos conocemos todos y sabemos de qué pesebrera come cada uno.

La Asociación de Vecinos de Titerroy no deja de denunciar lo que considera situaciones mejorables de su barrio, por decirlo de una forma fina. Demanda que el Ayuntamiento tiene que habilitar “un servicio para subsanar en el menor tiempo posible las pequeñas reparaciones en la escena urbana en la ciudad de Arrecife”. Y no les falta razón.  

 Denuncian los vecinos también que “los ciudadanos no podemos estar a la espera para una cosa tan simple con arreglar una farola se puedan pegar meses y meses, actualmente en el barrio de Titterroy cuenta con más de 40 farolas fundidas, ya esa institución lo tiene como asumiendo que no funcione algo bien en la ciudad sea normal”. Y tienen más razón que un santo. Si, además, vemos las fotografías en las que adjuntan cómo se encuentran las escaleras de la calle Tilama o las aceras del Paseo Monseñor Óscar Romero, tenemos que coincidir con esos vecinos en que hay que hacer algo para remediar estas cosas. Posiblemente, el resto de los barrios estén igual o peor que Titerroy pero eso no es consuelo. Más bien debería ser motivo suficiente para que se ataquen estas deficiencias de forma inmediata con un servicio eficaz y duradero. Es verdad que estas asociaciones pueden parecer  “moscas cojoneras” y que en algunas ocasiones han escondido más afán de protagonismo que verdadero interés en solucionar las cosas. Pero, en este caso, hay que reconocer que tienen toda la razón. Está claro que todo no puede hacerse en dos meses pero sí se puede transmitírseles un mensaje de esperanza  y ponerse a ello de verdad. No queda otra.

Nadie se explica que el conocido como “el paseo del colesterol” mantenga el tramo de la Punta del Camello cerrado a los ciudadanos.

Teníamos la impresión de que en el sector de las emergencias en Lanzarote todo funcionaba de maravilla.

Nos envían esta fotografía y nos preguntan si sabemos dónde está esa piscina. Y la verdad es que no somos capaces de averiguarlo. No parece que sea un centro turístico, aunque al fondo se ve el mar, o un puerto, o un varadero. No sabemos tampoco si se trata de una piscina privada o de una  hecha con dinero público. Natural no es. ¿Lo sabe usted, lector? Donde quiera que sea, está claro que es un “lujazo” y debe ser de gente rica, gente con posibles.  

Todos sabemos que los políticos se agarran a una serie de vocablos y no los sueltan. Quieren ser, fundamentalmente, políticamente correctos. Pero solo de boquilla.

Para saberlo, parece tan sencillo como ir a la sesión plenaria en la que se aprobaron las remuneraciones o al boletín oficial en el que se da cuenta de sus retribuciones.

Sinceramente, conociendo como conocemos a un montón de trabajadores de los Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote (CACT)  no nos explicamos cómo les pueden representar un Comité de Empresa como el que tienen.

El pasado miércoles, por la tarde, casi a oscuras, el alcalde de Tías, José Juan Cruz Saavedra, el concejal de Obras y Turismo,  Mame Fernández, el asesor de Turismo, Domingo Lorenzo, el técnico municipal Ginés Espino, entre otros, se citaron en las obras del tramo de la Avenida comprendido entre el Hotel Beatriz y el Hotel Jameos para visitar a vecinos y empresarios de la zona con la intención de rebajar la tensión que se vive en la zona con las mismas.