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Fundamentos y presupuesto para apuntalar nuestros deportes autóctonos

 

Dediqué mi tiempo en ver y escuchar detenidamente la entrevista que mi buen amigo y compañero de aventuras periodísticas y terrenales (¡por aquello del terrero, no vayan a pensar bien!) José Manuel Pitti le hacía a la primera directora general de Deportes Autóctonos del Gobierno de Canarias. La encontré en las redes sociales, en el canal de la Federación de Lucha Canaria, y me entretuve viéndola. Y me gustó la actitud de Lorena Hernández, su apasionamiento, su procedencia palmera y su cercanía a la lucha canaria, de la que es una seguidora entusiasta confesa desde hace muchos años. Pero eché de menos cosas importantes, a pesar de que las preguntas abiertas del amigo Pitti le daban opción para mayores revelaciones.

Valoro muy positivamente su estrecha colaboración con la gestora de la Federación de lucha Canaria, que preside Caballero, al tiempo que les exige que se devuelva el ente a sus verdaderos protagonistas: al estamento completo de este deporte, conformado por luchadores, directivos, árbitros y federativos, además de los aficionados, volviendo a activar un proceso electoral que ponga en funcionamiento el mayor y más representativo órgano, la asamblea general, ahora inexistente, después de haberse creado hace casi 40 años. Me parece bien ese entendimiento para celebrar las elecciones el próximo año, a la vez que se colabora para que las competiciones no se resientan y que la base siga floreciendo. Bien por ello. Pero no es suficiente.

He sido una de las personas que más ha reclamado ese trato diferenciado en el Gobierno de Canarias para nuestros deportes autóctonos. El propio presidente lo sabe bien. Quería esta dirección general y celebré la decisión de Fernando Clavijo cuando la incorporó en su actual gobierno. Y no me sentó mal la elección de la popular Lorena Hernández para ocupar el cargo cuando supe que el área deportiva la iba a llevar el PP y me contaron, de manera más detallada, el perfil e historial de la palmera del valle. Pero hay que dar pasos de gigante en estos primeros años si queremos que se consolide la dirección general y que no desaparezca en la primera remodelación con la excusa de que no es necesaria, por aquellos mismos que entienden que los propios deportes autóctonos ni son necesarios ni necesitan de una protección especial. Claro que hay canarios así. ¡O es que creen que es una casualidad que se haya tardado tanto en tener una dirección general específica para esto!

La Dirección General no puede ser un ente para hacer transferencias económicas, más o menos electoralistas, a las federaciones y asociaciones de las cosas nuestras. Tiene que ser otra cosa. Más compleja, mejor articulada, con más amplias miras. Las federaciones regional e insulares ya saben organizar competiciones y pedir dinero a los distintos estamentos públicos y privados. Por supuesto que hay que contemplar ese apoyo pero es el más fácil, el menos necesario para justificar una dirección general, que tiene que tener el cometido de elevar la dignidad y funcionamiento de nuestros deportes a lo más alto de nuestra identidad social. Tiene que sacarlos de la marginalidad, de la minoría practicante al corazón de todos los canarios. Darles valor añadido, prestigio y solera. Además de solvencia.

Pero dejemos la poesía, muy necesaria para épica, y vayamos a la prosa, imprescindible para afrontar la batalla y consolidar las conquistas. En primer lugar, hay que hacer una ley del deporte canario, ya sé que hay una del deporte en Canarias, en la que se hace referencias justas pero incompletas e insuficientes. Necesitamos una ley donde se defienda y asienten las bases de nuestros deportes, especialmente la lucha canaria, pero también el resto. Donde se contemple la situación de un luchador que cobra pero que no puede decirlo, que se prevean beneficios fiscales para quien defienda, apoye y practique los mismos por su valor cultural y de identidad canaria. Que se saque a los luchadores, directivos y administraciones locales de una relación viciada que ridiculiza la imagen de quienes la ejercen y les asusta. Además, hay que darle valor a lo nuestro en el acceso a la administración, defender este patrimonio inmaterial único tiene que dar puntos en los accesos a la administración. Se deben crear becas específicas para los niños practicantes de deportes autóctonos para acceder a las universidades. Con ello, conseguimos dos cosas: por una parte, los niños socialmente más desfavorecidos encontraran en la práctica luchística (u otro deporte autóctono) una oportunidad de acceso a la universidad, no siempre al alcance de sus familias. Y, por otra, mejoramos el nivel cultural de los practicantes y de toda la organización luchística, que bastante falta les hace para equipararse a otros deportes que recalan con más éxito en nuestras islas. Hay que incentivar, pero también exigir, una mayor participación social en los clubes y en una modernización sideral de todo el entramado. Sin ir más lejos ni profundizar mucho, es una pena que para entrar a una luchada haya que pagar, de forma imprescindible, en efectivo a cambio de una entrada que te retiran en la misma puerta al entrar.

En la lucha canaria, que es la punta de lanza de todos los deportes autóctonos, está casi todo por hacer para devolverle el protagonismo que tuvo antaño en nuestra sociedad canaria. No basta con que los luchadores entrenen, se pongan la ropa y salten al terrero como siempre han hecho. Ni tampoco con que directivos y federativos organicen luchadas. Aunque sabemos que tanto unos como otros lo hacen con todo el amor y sentimiento del mundo. Se necesita, además, vincular esa realidad histórica con la realidad cambiante que vivimos. Y eso solo se puede hacer con el compromiso de todos. Especialmente de aquellos que nos representan y administran nuestros recursos públicos para cohesionar una sociedad y favorecer que seamos cada día un poco mejores, más felices. Y la gente como yo necesitamos el ratito de lucha canaria para serlo. Pero es que, además, queremos compartirlo con el resto de nuestros compatriotas. Y, por ello, quiero oír hablar de nuestros deportes, de nuestra dirección general, cuando se están discutiendo los Presupuestos Generales de nuestra comunidad. Pero no para gastar más en puntales, sino para apuntalar mejor nuestra esencia deportiva.

Que así sea, Lorena. ¡Que sea así!  

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