Se llama Fernando
Le conocí a finales de los años ochenta. Solíamos coincidir en el bar de El Almacén. Allí, en la mesita que está en la esquina, junto a la puerta que da a la calle José Betancort, hablábamos de El Guincho, recién nacido, de periodismo y política, en compañía de su pareja y de Mario Alberto Perdomo, que seguramente fue quien le metió en la Asociación Ecologista, y quien también le acercó a César Manrique. A veces también coincidíamos allí con Ginés Díaz, presidente de la Asociación y hombre escudo de Mario Alberto. Cuando eso, hace ya treinta años, él trabajaba en el Departamento de Cultura de Cabildo de Lanzarote, con contratos de seis meses que acabaron en un contrato de personal laboral fijo en 1990.
- Escrito por MANUEL GARCÍA DÉNIZ