¿Tú te crees el salvador de la isla?
Quien me conoce lo sabe. Y lo llevo bien. Soy polemista por naturaleza. Y por eso no soporto a la gente falsa, como ese adulón que se te aposenta en el trasero y te deja las hemorroides como los chorros del oro. Y tampoco sé disimularlo. Me saca de quicio esa gente que sabes que te pone por los cielos en tu presencia con tanto fervor y pasión como te pone a caer de un burro en tus ausencias. De esos, hay un montón. Podría dar una lista muy larga donde destacarían compañeros de profesión y correrías. Precisamente por eso valoro más a los que me cuestionan con sinceridad. No el tocapelotas que provoca situaciones desagradables por divertimento ni el envidioso que quiere convertir tus victorias en fracasos porque no soporta tu éxito. No, hablo del que no te deja que te crezcas en lo que él considera una ensoñación tuya. Y acepta pleitear contigo. Y está dispuesto, al final, a darte la razón. Aunque lo importante es que ya te ha dado la oportunidad de conocer su opinión, de poder rebatírsela y de poder singularizarle, para sus dudas, tu planteamiento.
- Escrito por MANUEL GARCÍA DÉNIZ