El pasado lunes, día 20 de febrero, por la noche, falleció el ingeniero, técnico, político y empresario José Manuel Fiestas Coll, a los 84 años de edad, aquejado de una larga enfermedad que le obligó a estar alejado los últimos años de su vida de esa intensa actividad social que disfrutaba con su eterna sonrisa y optimismo. Arropado por su familia, su mujer, María Dolores Perdomo, y sus tres hijos, José Manuel, Rafa y Lola que le trataban con enorme cariño y respeto, enfrentó su difícil situación última con la misma dignidad y fortaleza que encaró su vida personal, profesional, empresarial y política siempre. Hoy, miércoles, a las 11:00 horas, será incinerado y desde el mediodía de ayer, muchos políticos, técnicos, empresarios y amigos han desfilado por el tanatorio, en Arrecife, para darle el último adiós.
¡Bam!, y bienvenidos, una vez más, a la ceremonia de los encantadores del remate. Unos están en la derecha y se postulan a la izquierda, o viceversa, sin pudor alguno, o del centro pasan a cualquiera de los flancos, da igual, pero en todo caso es la puja por quedar mejor posicionados, para sus intereses, y así subastan su “ideario”, si es que lo tienen, y así subastan puestos en listas electorales sabiendo que no podrán complacer a todo el mundo.
Conociendo a quienes dirigen Coalición Canaria, no me sorprende que les preocupe más quién va a prestar los servicios a las personas con discapacidad intelectual y las enfermas de Alzheimer y otras demencias, en vez de pararse a pensar cuáles son las necesidades de estos colectivos y cómo pueden mejorarse los servicios que se les presta.
Me encantan las mujeres. Siempre lo he dicho. Me gusta encontrármelas en cualquier lado, verlas felices, aunque no escurro el bulto si hace falta discutir con ellas con tanto o más apasionamiento que con los hombres. Porque, al igual que reconozco que me gustan las mujeres, no puedo ignorar que también me encanta la oratoria, el debate, la confrontación de ideas y el contraste de los hechos. O sea, que me gustan las mujeres, pero no solo para observarlas, para disfrutar de esas singularidades tan femeninas que nos diferencian pero que, a las vez, nos imantan a ellas. No, no solo por eso. ¡Que también!
El histórico presidente de los Estados Unidos de América John F. Kennedy dijo en su discurso de investidura: “No pienses qué puede hacer tu país por ti. Piensa qué puedes hacer tú por tú país”. Y creo que sesenta años más tarde, ya es hora de que alguien se lo diga a la clase dirigente de Lanzarote. A aquellos que se han enriquecido retorciendo la norma, su posición de privilegio y sus cargos públicos. A veces, todos juntos.
Liderar los destinos de un pueblo no es una tarea fácil, faltaría a la verdad si banalizara la dedicación y trayectoria de cualquier gestor de lo público en una isla como Lanzarote, cuyos núcleos poblacionales se dispersan sobre la geografía permanentemente golpeada por el viento y la sed, sempiternos compañeros del paisaje quemado por los volcanes.
Las fichas ya están puestas sobre el escenario. Habrá más, pero esas dos son las que marcarán la batalla al Cabildo de Lanzarote. Valdrá un voto de diferencia para que uno u otra sea proclamado/a presidente/a y, después, esperar a los posibles pactos para saber si será una presidencia efímera o se alargará en el tiempo en el mandato 2023-2027. Pongamos que les hablo de María Dolores Corujo Berriel, la actual presidenta y aspirante a renovar por el PSOE, y el candidato de CC, Oswaldo Betancort García, que dejará la Alcaldía de Teguise y Parlamento de Canarias para desarrollar su actividad política únicamente en el Cabildo de Lanzarote.
Es una pregunta que me hago y me han hecho personas que siguen este espacio de opinión, y aunque recibiera alguna remuneración, que no es el caso, no sería suficiente percibir emolumento para prolongar la disciplina de escribir. Quienes también lo hacen, con o sin pretensiones literarias, saben que existen muchísimos motivos y emociones que dejan el dinero en reposo.