
Ya sabemos que la política es un juego donde no siempre la inteligencia está presente. Que las banderías y partidismo convierten el sentido común en una reliquia. Pero es que a veces roza el absurdo. Y en el comportamiento que están teniendo determinados políticos y algunos partidos, aprovechando la presencia del presidente español en Lanzarote, el socialista Pedro Sánchez, me está empezando a preocupar. No es que yo les pida que estén todo el día pegados a él como hace Marcos Hernández, que da la impresión que se juega a la “carta de las alturas” continuar su tan dilatada actividad política institucional como bien pagada y desconocida, que parece uno más de los guardaespaldas del presidente por esos campos de la isla, al que sale con él a hacer deporte y conocer los rincones de la isla, que uno de los mejores pagados diputados del Parlamento de Canarias. Pero, claro, cada uno sabe dónde se está jugando sus garbanzos. Aunque, en este caso, si el presidente está contento con su lazarillo, no hay nada que objetar. Hasta habría que agradecérselo al que ha sido el único alcalde socialista de Tinajo, aunque fuera solo durante un año y sin ser el más votado, allá por el año 1999.