A veces, las palabras se enredan en las metáforas y dan la verdadera visión de las circunstancias, a pesar de los intentos del parlante (en este caso también parlamentaria) de decir otra cosa. La alcaldesa de Arrecife, la popular Astrid Pérez, la mejor amiga de su amiga mejor socialista, hace un mes, utilizó el símil del barco hundido hasta el palo mayor para definir la situación que heredó de sus socios y compañeros de gobierno, con quienes gestiona la maldita herencia. Y, ahora, también en rueda de prensa, la alcaldesa sigue con el símil del barco en cuestión, como si los años en los que Severino Betancort, su jefe de prensa, fue un aplicado estudiante de la Escuela de Pesca, según me contaba mi amigo Paco Gómez, abogado, profesor en esa escuela y expresidente del Cabildo, ya fallecido, alguna que otra vez, le estuvieran sirviendo ahora más que nunca para alumbrar el camino a su Astrid alcaldesa.