El futuro ya es verde...

No se nos puede ir el baifo, ni la baifita.
- Escrito por Ramón Francisco González Hernández, portavoz de los verdes de Canarias.

No se nos puede ir el baifo, ni la baifita.

La realidad es a veces mucho más sorprendente, para bien y para mal, que la más elaborada puesta en escena cinematográfica. Por pura casualidad, hace dos semanas asistí a un matiné de autocine en plena calle de la ciudad de Arrecife, capital de Lanzarote, cuando acababa de aparcar y apagar el motor del vehículo a la espera de la llamada de mi mujer que cumplía cita en un centro sanitario cercano.

Nunca un cono fue tan visto como uno que sufren los vecinos de Costa Teguise. Tanto, que podríamos llamarlo el cono de Costa, por formar parte ya del paisaje cotidiano.
Estimado Presidente Torres, le remitimos esta carta abierta por ser el único dirigente político con capacidad en estos momentos para desactivar lo que, a nuestro juicio, puede convertirse en un hecho de especial relevancia en el devenir sanitario, social y económico de Canarias: la convocatoria de oposiciones de educación para el 19 de junio y días sucesivos, con 21.100 inscritos a día de hoy para concurrir a unas pruebas que se presumen masivas, todo un record con posibles consecuencias no deseadas.

Nadie pondrá en duda que la violencia más despreciable es aquella que tiene como víctimas a los más vulnerables. Este es el caso de cualquier forma de violencia que se ejerza sobre las personas menores de edad, una violencia que puede pasar desapercibida en numerosas ocasiones por la intimidad de los ámbitos en los que tiene lugar, como puede suceder en los entornos familiar y escolar, espacios en los que pueden tener lugar estos actos violentos con mayor frecuencia.

La gente estaba, y está hasta los mismísimos, salió a la calle, y cañonazos, sonaron los cañonazos. Las protestas multitudinarias por toda Colombia y fuera de sus fronteras no pueden ser entendidas como una mera reacción de la noche a la mañana en rechazo a una reforma tributaria que pretendía golpear a la población con el 19 por ciento de IVA a servicios públicos y servicios funerarios, entre otros, y que ponía además el foco de su ambición recaudatoria en el cobro de impuestos a la renta a personas con sueldos ínfimos.

He podido comprobar en carne propia una de las paradojas asociadas al desempeño de un cargo público. En mi caso, ha tenido muchísima más repercusión en los medios de comunicación mi ingreso en el Hospital General Dr. José Molina Orosa de Arrecife asociado al hecho de mi vacunación. Lo noticiable fue que interviniera varias veces en las tres últimas semanas en la Mesa del Senado desde el hospital y no lo tratado en la misma. En fin, es lo que hay.

La historia nos ha enseñado que de las más graves crisis surgen las grandes oportunidades. Más de un año después de la irrupción de la pandemia de COVID-19, continuamos luchando sin tregua por salir adelante intentando, de manera irremediable, adaptar nuestra forma de vida a la nueva normalidad.

El 14 de marzo de 2020 el Gobierno de España decretaba el Estado de Alarma en todo el territorio estatal para hacer frente a la expansión de la pandemia del coronavirus COVID-19. Ese mismo día cambió nuestras vidas con tan sólo mencionar unas palabras y el ritmo de vida, tal como lo conocíamos, se paraba en seco.

La movilidad de personas existe desde siempre, a lo largo y ancho del planeta. La casuística de los motivos es diversa y, como he reiterado en distintas ocasiones, cuando una persona deja su lugar de origen, familia y amigos para buscar nuevas oportunidades lo hace con el único objetivo de mejorar su vida.