Sueños australianos, sin trampas
Debido a todo el berenjenal articulado en Australia por el “bueno” de Novak Djokovic y sus asesores, descolgué el teléfono para sondear el ambiente en el país de los aussies llamando al bueno de Juan Pablo Salebe, un joven de mi familia de 25 años de edad que vive allí desde hace dos años largos, actualmente asentado en el suburbio de Albert Park de ese monstruo de ciudad multicultural de unos 5 millones de habitantes que es Melbourne, justo la sede del Abierto de Australia donde el número uno del tenis mundial pretendía ganar su décimo torneo australiano, el Grand Slam que mejor se le da, y conquistar este inicio de 2022, eso sí, por encima del bien y del mal, su cuarto título consecutivo en la pista del Rod Laver Arena, escenario de la finalísima donde Juan Pablo trabajó hasta finales de diciembre en el montaje de luces y pantallas para una empresa organizadora de eventos que presta servicios al Open.
- Escrito por Alex Salebe Rodríguez